Adelantar la reforma eléctrica, combustible para la “4T”.
Por Saúl Loera
A todos extrañó que el presidente de la república decidiera adelantar la votación de su propuesta de reforma eléctrica. Planteada para ser discutida después de las elecciones del próximo 5 de junio, ahora decide que su bancada la proponga para este abril, es más, será discutida en plena Semana santa, lo que ha desatado todo tipo de especulaciones; aquí van las mías.
El movimiento social del presidente, vive de una eterna confrontación de su líder contra las “fuerzas oscuras”, los “conservadores” o “mafia en el poder” y después de dos meses de ver bajar su aprobación en las encuestas, debido al desgaste por el escándalo de la “Casa gris” de su hijo mayor, es probable que Andrés Manuel haya considerado conveniente encender los ánimos de su base y llamarlos a la defensa de su proyecto. Tomemos en cuenta que la Revocación de mandato era el conflicto con el que el titular del ejecutivo esperaba mantener álgido el ánimo entre su base, sin embargo, el tema nada más no prende.
Adicionalmente, la defensa de los recursos naturales del país es un asunto que toca las fibras más íntimas del Partido Revolucionario Institucional (PRI), lo que perfectamente ha utilizado el presidente para intentar dividir a ese partido y, con ello, al bloque legislativo opositor de “Va por México”, integrado por el PRI, el PAN y el PRD. Situación más benéfica para él cuando faltan menos de dos meses para las elecciones de cambio de gubernatura en 6 estados de la república y las divisiones internas en Morena, no dan un escenario de triunfo claro.
Pero aunado a los asuntos domésticos habría que sumar el escenario internacional y la delicada situación de nuestros vecinos. EU está embargado en un ácido y nada fácil conflicto contra Rusia y países vecinos que han decidido respaldarlo, particularmente China y la India, lo cual tiene contra las cuerdas al presidente Joe Biden, que en noviembre próximo enfrenta elecciones legislativas sin lograr un avance claro para aislar a Rusia, y encima, con un efecto búmeran en los altísimos precios en la gasolina y la inflación.
La situación se ha vuelto tan delicada para el presidente Biden, que se vio en la necesidad de enviar una comisión a la mismísima Venezuela para que le surtiera el petróleo que decidió dejar de comprar a los rusos. Es en ese escenario que, a mi parecer, hay que leer la decisión de anticipar la discusión de la reforma eléctrica, ¿se imaginan a Joe Biden embarcándose en una agria disputa con el popular presidente Andrés Manuel, con el riesgo, además, de que pronto las voces de Bolivia, Argentina, Venezuela y Cuba se alzaran en apoyo a nuestro país? ¿Cuánto podría influir en el voto hispano que nuestro gobierno decida criticar duramente al presidente estadounidense?
Una jugada de tres bandas, comunes en nuestro presidente. Al final, el apretar a la oposición y a los vecinos, le da combustible y unidad a su movimiento, si gana, consigue levantar su ánimo, si pierde, será en Semana Santa, cuando la mayoría de la población anda en otras cosas. Y al final, esa derrota legislativa, también la convertiría en combustible para que su base salga con el rostro pintado de guerra en las intermedias de junio próximo.