Por Jesús Zambrano Grijalva
Presidente Nacional del PRD
Ya sabíamos del desprecio de López Obrador hacia el saber, la ciencia, la tecnología y las clases medias. Sin embargo, lo que hemos visto en los últimos días es inaudito: una persecución policiaca contra científicos, investigadores y académicos adscritos al CONACYT.
El pasado 20 de septiembre, el periodista Raymundo Riva Palacio informó que, por segunda ocasión, la Fiscalía General de la República había solicitado una orden de aprehensión en contra de 31 integrantes del Foro Consultivo Científico y Tecnológico (Foro) acusados de peculado, uso ilícito de atribuciones, lavado de dinero y delincuencia organizada. Además, solicitaba su reclusión inmediata en el penal de alta seguridad de El Altiplano, conocida como Almoloya, la cárcel que ha albergado a los criminales más peligrosos.
La acción provocó indignación y rechazo generalizado en la opinión pública. El rector de la UNAM, Enrique Graue, durante la ceremonia conmemorativa por los 100 años del lema y escudos de la UNAM, lo calificó como “un despropósito” y una “acusación inconcebible”. El Colmex, la UAM, el CIDE y hasta integrantes de la 4T, como Ricardo Monreal, Claudia Sheinbaum y Santiago Nieto, condenaron el agravio.
La primera lectura que se le dio al suceso es que era un asunto personal, una venganza del fiscal General de la República, contra quienes habían criticado su incorporación como investigador de nivel III en el SNI.
Posteriormente, durante la “mañanera” del viernes 24 de septiembre, el presidente López Obrador refrendó su animadversión hacia los académicos. El mandatario presentó parte de un informe que le había enviado la directora del Conacyt, María Elena Álvarez-Buylla, en el que -dijo- se da cuenta de los malos manejos de los recursos públicos que recibieron entre 2002 y 2018 científicos que son parte del Foro: “recibieron alrededor de 100 millones de pesos para proyectos de ciencia y tecnología, y 471 millones de pesos para cubrir gastos de operación entre los que se incluían chóferes, celulares, servicios de bocadillos, salarios e impuestos de alrededor de 40 personas, comidas en restaurantes de lujo y viajes al extranjero. Asimismo, la asociación civil recibió un inmueble de lujo en el Centro de Coyoacán ¿por qué no en Iztapalapa?” cuestionó López Obrador.
Es evidente que “los malos manejos” que leyó López Obrador ante los medios de comunicación buscan, muy a su estilo, descalificar a los integrantes de esta comunidad académica. El presidente de la República nuevamente manipula la información. La realidad es que estos científicos, investigadores y académicos, desde el inicio de la actual administración se habían opuesto rotundamente a las medidas retrogradas y autoritarias que el gobierno finalmente impuso con la aprobación de la nueva Ley General de Ciencia, Tecnología e Innovación en 2019.
Las acusaciones de Palacio Nacional han sido desestimadas por la Suprema Corte de Justicia de la Nación y las órdenes de aprehensión ya han sido negadas en dos ocasiones por jueces federales. Desafortunadamente, todo indica que la Presidencia y la Fiscalía insistirán con la persecución.
El uso faccioso de las instituciones ha sido uno de los sellos de la llamada “Cuarta Transformación”. Mientras se abrazan con los delincuentes, buscan encarcelar a los opositores.
Que este hecho sirva para darnos cuenta de la gravedad del asunto: nadie está a salvo de la venganza y linchamientos públicos desde el gobierno federal. ¿Quién sigue Sr. Presidente?