Por Luis Clemente Luna Lomelí
A lo largo de los años, éramos gobernados por una sola fuerza política, por más de setenta años, teniendo un sistema de partidos hegemónico o dominante. Sin embargo, uno de los factores que han originado dichas modificaciones han sido las diversas reformas electorales, en ese sentido una de las más significativas fue la reforma de 1977 en la cual se buscaba darle mayor apertura y participación a nuevas organizaciones políticas de alcanzar su fin para el que son creadas que es el alcanzar el poder, es como de esta manera se dieron cambios gradualmente y en el sistema de partidos en donde se pasó de un partido hegemónico o dominante a un multipartidismo como el que se tiene hoy.
De acuerdo con Giovanni Sartori (1987) existió un agotamiento por parte del partido hegemónico, siendo este un factor o referente que orquestara la transición hacia un sistema de partidos en donde se dé la competitividad, en ese sentido, gracias a las reformas electorales y a un sinfín de factores de carácter social, político, económico e incluso de lo que hoy se conoce como cultura política, es que se ha permitido modificar al sistema político.
En estas elecciones intermedias del año en curso, a nivel nacional competirán diez partidos por quince gubernaturas, y quinientas diputaciones federales, como también algunos congresos locales y presidencias municipales. Es innegable que se ha puesto fin a un sistema de partidos hegemónico o dominante, pues ahora se cuenta con el pluralismo político, en ese sentido, tenemos que preguntarnos ¿Qué tanto abona o fortalece un multipartidismo? En términos de Giovanni Sartori al día de hoy, nuestro sistema de partidos es atomizado por contar con más de siete partidos a nivel nacional.
Por otra parte, para otro autor como es Juan Linz, critica el sistema presidencial bajo un sistema de partidos multipartidista, pues no solo fragmenta y polariza, sino que lo anterior debilita la democracia pues no permite la construcción de acuerdos, realizar negociaciones, mantener un diálogo fluido y de respeto entre poderes, sobre todo entre el poder ejecutivo y el poder legislativo y por ende se producen problemas de ingobernabilidad en donde el poder ejecutivo, se limita y lo obstaculizan a la hora de presentar iniciativas ante el congreso de la unión y estas no pasen, por el simple hecho de no contar con diputados y diputadas, senadores y senadoras de su mismo partido, en ese sentido la existencia de un multipartidismo, debilita la democracia y de esta manera es casi imposible mantener una gobernabilidad estable y fuerte, siempre en beneficio de la sociedad.
Ahora bien, también se debe decir que el contar con nuevos partidos, es una oportunidad de oro, para aquellas personas que siempre han deseado participar en político, y por contar con un sistema de partidos de carácter dominante, jerárquico y cerrado, no se les daba la oportunidad de participar en la elección por un cargo político, en ese sentido, estos nuevos cuadros y nuevos perfiles tienen mucho que aportar al quehacer político de nuestro país, pero sobre todo mucho que aportar a la manera de gobernar.
Sin embargo, la pluralidad política debe de canalizarse no en nuevos y más partidos políticos, sino en fortalecer y renovar los que ya se tienen, pues nuestra democracia es débil y estoy convencido que un sistema de partidos multipartidista la terminará por debilitar, es momento de que los partidos tradicionales, den la oportunidad a nuevos cuadros y se abran a nuevas ideas, sino quieren morir en el intento por obtener su fin de todos y cada uno de los partidos para lo que fueron creados, el cual es obtener el poder político.