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martes, noviembre 26, 2024

PUNTO DE NO RETORNO: El INE, en la encrucijada.

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Por Saúl Loera

El 2 de marzo el Instituto Nacional Electoral (INE), vía su Comisión de Quejas y Denuncias, dio 48 horas al partido Morena para dejar de vincularse con los programas sociales del gobierno federal, en particular con el programa de vacunación contra el Covid-19. Difícil pensar que Morena acatará la resolución, pero aún más, creer que el INE logrará obligarlo.

Apenas en enero pasado, su Consejo General había resuelto solicitar al presidente abstenerse de emitir opiniones sobre el proceso electoral en curso durante sus conferencias matutinas, a lo que éste respondió con diatribas justo desde su “mañanera” y mediante queja de su partido, logró que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), revocara la orden del INE.

No es la primera vez que el Tribunal Electoral contraviene las resoluciones del INE cuando el presidente se queja, así como tampoco es nuevo ver al presidente de la república descalificando al Instituto y en particular a quien lo preside: a Lorenzo Córdova Vianello. 

El representante del ejecutivo ha dicho que el INE es el órgano electoral más caro del mundo, que nunca garantizó elecciones limpias, que permitió fraudes, que su titular se hizo “de la vista gorda” en el pasado y un largo etcétera. Si bien el INE es una de las instituciones mejor calificadas por los mexicanos y goza de prestigio internacional; el enorme peso de la opinión del presidente sobre una gran parte de la población, puede influir para que esa apreciación cambie.

Si además tiene la capacidad de hacer que el Tribunal Electoral revierta sus resoluciones o incluso lo descalifique, le es más fácil desvirtuar al INE. No es un secreto que el presidente cuenta con brigadas a lo largo del país, quienes reparten casa por casa el periódico de Morena, “Regeneración”, para “informar al pueblo” la presunta intención del INE de censurarlo y violar su libertad de expresión. Pero además, si él mismo se dedica a repetirlo en sus mañaneras; cuesta trabajo suponer que este Instituto logre resistir tanta presión.

La situación del INE se agrava cuando por otra parte, tiene a una oposición debilitada exigiéndole proceder contra el presidente o su partido, con una vehemencia que desaparece cuando debieran defenderlo de las difamaciones en su contra. El INE deberá elegir entre dar la pelea y hacer cumplir la ley o evitar confrontarse con el titular del ejecutivo. Esta segunda opción podría ser atractiva para más de un consejero, sin embargo, si deja de cumplir la función para la cual fue creado, las críticas de todos los partidos no se harán esperar y ya molestos, ¿quién lo defendería ante una futura embestida presidencial? Recordemos que el presidente se ha manifestado por desaparecer órganos autónomos del Estado mexicano, ¿entre ellos podría estar el INE?

Por otra parte, si se confronta con el presidente, probablemente su imagen ante la sociedad quede muy mermada. Aunque en este caso, quizá al menos rescate algo de prestigio como institución autónoma y gane el apoyo de los partidos de oposición. El proceso electoral está en marcha y las campañas empezarán en pocos días, ¿podemos esperar que los consejeros del INE actúen con unidad y claridad de objetivo? ¿Resolverán pagar los costos, así sea comprometiendo el futuro del Instituto, y asumirán la responsabilidad para la que fueron elegidos? Ojalá las respuestas terminen siendo afirmativas. La democracia mexicana necesita al INE, más que nunca.

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