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martes, noviembre 26, 2024

Discriminación estructural, agravada en medio de la pandemia por Covid-19

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Racismo y pobreza en México

Por Tania Roque Medel

El próximo 21 de marzo, se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial, promulgado por la ONU en 1966, como un llamado a los Estados para luchar contra las prácticas discriminatorias.

En el marco de esta conmemoración, es preciso señalar que en medio de la pandemia por contagios de Covid-19, los rezagos estructurales, que han tenido su origen en la discriminación, han ocasionado que las familias afromexicanas, hayan visto agravadas las carencias con las que viven.

En México, de acuerdo con el censo realizado por el INEGI en 2020, el 2% de la población total del país, se reconoce como afromexicana, es decir poco más de 2 millones 576 mil personas, de las cuales 50.4% son mujeres y 49.6% son hombres.

Uno de los estados con mayor presencia de población afromexicana en México, es Guerrero, seguido por Oaxaca (8.6% y 4.7%, respectivamente).

En nuestro país, la población afromexicana no sólo se enfrenta a la pobreza medida en ingresos, sino también a la falta de acceso a distintos servicios básicos, como el drenaje, agua potable, así como a los servicios hospitalarios. 

Desde la infancia se enfrentan, día a día a la exclusión, discriminación y racismo, dentro de un país que se niega a reconocer plenamente su presencia y su vital participación en la construcción de esta Nación.

Traídos a nuestro continente como esclavos, los censos que datan del Siglo XVI, dieron cuenta a la Corona Española, de la presencia de 500 mil personas negras, que llegaron como parte del contrabando de esclavos.

La participación activa de la población negra en la Guerra de Independencia fue crucial, muestra de ello son, José Ma. Morelos, Vicente Guerrero y Juan N. Álvarez. Con la consumación de la Independencia se proclamó la abolición de la esclavitud, sin embargo, la población afromexicana continuó siendo invisibilizada, de ahí que se habla muy poco de su papel en el movimiento, y ni hablar de las mujeres negras, su participación ha sido anulada de la historia oficial en México.

En el libro Vicente Guerrero: insurgente, militar y presidente afromexicano, la autora María Dolores Ballesteros, explica cómo Guerrero, el primer presidente afrodescendiente en México, y quien luchó por abolir la esclavitud, fue “blanqueado” en los retratos de la época, para ocultar su rasgos negros.

Valgan estas reflexiones, para enmarcar el clima de racismo velado después de la Independencia, en el que la población negra fue sometida a la exclusión social, mediante un riguroso sistema de castas, quedando en la escala social más baja, lo que les condenó a vivir en condiciones de pobreza extrema, sin acceso a servicios básicos.

Estas condiciones, se han perpetuado en el transcurso de los años, y en muchos casos, agudizado debido a la escasez de políticas públicas enfocadas en superar el rezago de la población afromexicana.

Y ante la coyuntura actual, en la que la pandemia ha sacado a flote las desastrosas consecuencias, de una inequitativa distribución de la riqueza, estas comunidades se han pauperizado. 

Profundizando un deplorable círculo de violencia intrafamiliar, en el que las mujeres afromexicanas, lidian con sus agresores dentro de sus propias casas, y tienen que garantizar que sus escasos recursos alcancen para alimentar a sus familias. 

En la comunidad de Atrixco, del municipio de Copala, Catalina vende pan y yerbas, para sostener a su familia; por las mañanas el desayuno, consiste en dos paquetes de galletas Marías y café, éste se hace intencionalmente, a las 10 am para alargar el periodo entre las comidas. A las 12 hrs. el almuerzo, consta de tortillas salsa, frijoles y algo de queso. Para por fin, a las 6 de la tarde, comer-cenar algo de proteína, pollo, pescado o res.

La crisis económica derivada por la pandemia, se ha hecho sentir con mayor fuerza en las comunidades, de por sí catalogadas con pobreza extrema, la señal inequívoca es la falta de efectivo. No hay circulante en los municipios aledaños. 

Cuando tienen la posibilidad de cobrar algún apoyo o programa social, deben acudir en la cabecera municipal, a los escasos cajeros automáticos (cajeros viejos, que además suelen tener fama de tragarse las tarjetas), y cuando el efectivo se acaba, ir a otro municipio para ver si en las oficinas de Telégrafos, aún hay dinero.

Ante esta crisis, las comunidades han implementado un sistema que les ha permitido subsistir con lo mínimo: trueque y comprar fiado. Las siembras de maíz y ajonjolí eran la esperanza, sin embargo, el precio cayó, y les pagaron el kilo a la mitad del costo del año pasado.

El municipio implementó la entrega de despensas, y algunos apoyos, sin embargo, ante la gran escasez, resultan insuficientes y no todas las poblaciones de las diez comunidades del Copala, tienen acceso a ellas.

A esto se enfrentan día a día las poblaciones de la Costa Chica de Guerrero lugar que, por cierto a nivel nacional, es la que tiene más activismo en materia de autorreconocimiento afromexicano.

La pandemia vino a evidenciar las grandes carencias del sistema de salud pública, y de refilón, las consecuencias que tiene la injusta distribución de la riqueza en México.

El rezago social y educativo entre la población afromexicana es mayor, al de la media nacional. En 6.9% de los afrodescendientes se registra analfabetismo, mientras que en el país es de 5.5%. Sólo 66.5% de los afrodescendientes en México, tiene agua entubada, mientras 74.1% del resto de la población, cuenta con este servicio.

Se precisa, en primera instancia, reconocer que en México existe discriminación racial e implementar políticas públicas encaminadas a su prevención, erradicación y sanción, pues el futuro de millones de personas está en riesgo. 

Se precisa, incorpar a esta población a los espacios de toma de decisión y tomar acciones específicas que vinculen sus reivindicaciones políticas, con los marcos normativos destinados a garantizar el cumplimiento de los derechos humanos de los pueblos afrodescendientes. Pero, sobre todo, se precisa dejar de voltear la cara hacia otro lado.

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