Las declaraciones de Jonathan Wilkinson, ministro de Medio Ambiente de Canadá, donde afirma la creación de unainiciativa para presionar a México y otros países con respecto a reducir emisiones y mitigar desechos contaminantes, generó diversas respuestas y críticas. Ello debido a las actividades mineras dentro y fuera del territorio canadienses, en tanto no cumplen con las medidas ambientales ni reguladoras estipuladas por su gobierno.
Justin Trudeau, primer ministro canadiense, indicó que su administración trabaja en cooperación con el gobierno de Estados Unidos. En una declaración emitida a medios locales, el primer ministro comentó que ambas administraciones planean implementar penalizaciones y restricciones para aquellos países sin las medidas de emisiones adecuadas. Entre las penalizaciones señaladas, se encuentra un posible impuesto al carbono en materia de exportaciones; sin embargo, esto será aclarado en la cumbre climática de abril, con sede en la Casa Blanca, Washington.
El panorama de emisiones contaminantes y minería en Canadá ha sido fuertemente criticado por organizaciones defensoras del medio ambiente y el presidente Andrés Manuel López Obrador. En la conferencia mañanera, el mandatario exhortó a la minera First Majestic Silver Corp para pagar impuestos correspondientes a sus operaciones en suelo mexicano. Según López Obrador, Silver Corp tiene un adeudo de 5 mil 500 millones de pesos, que intenta evadir con amparos desde el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
De acuerdo con reportes de las fundaciones SkeenaWild Conservation Trust y Skeena Watershed Conservation, Canadá enfrenta un problema de contaminación en el ecosistema de sus principales especies de salmón, provocado por la minería. Estas dos organizaciones, que trabajan para implementar modelos de sostenibilidad y producción ecológica de Salmón en Columbia Británica (BC), indicaron que diversos puntos del río Skeena y lago Baine se encuentran afectados.
Adrienne Berchtold, investigadora sobre el impacto ecológico de la minería, por parte de la Universidad de Ontario, informó que las mineras responsables de este caso en BC pertenecen al conglomerado suizo Glencore. Las mineras Gransile y Bell, que terminaron operaciones en 1982 y 1992 respectivamente, arrojan grandes cantidades de desechos tóxicos y metales pesados años después de su cierre.
Con base en el caso de Glencore, SkeenaWild realizó un estudio completo sobre la actividad minera y sus repercusiones ambientales en la región de BC. Según las declaraciones de Greg Knox, CEO de SkeenaWild, para la sociedad de periodistas independientes The Narwhal, de las 173 mineras en esa región, solo dos cumplen con los requisitos ambientales en emisiones contaminantes. The Narwhal confirmó, la mayor parte de estas mineras trabajan con carbón y cobre, cuyos residuos terminan en cuerpos de agua cercanos, por lo que afectan a la flora y fauna. Esto ha generado que organizaciones canadienses cuestionen las decisiones de Wilkinson y Trudeau, sobretodo por la falta de congruencia entre sus peticiones y la actividad de mineras.
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