Infodemia fue el término por el que la Organización Mundial de la Salud (OMS) llamó a la problemática surgida por la información falsa acerca de la Covid-19. Si bien se trata de un término reciente, la información falsa o los hechos tergiversados se divulgan en diferentes medios y formatos. Actualmente en plataformas de streaming como Netflixexisten documentales y largometrajes que buscan convencer al público con argumentos basados en información falsa, aquí algunos ejemplos sobre el sector salud.
Muchos de los documentales buscan sumergirse a profundidad para encontrar el hilo negro de algún tema y debatir alguno de los temas de salud con la finalidad de convencer al publico de la idea del filme. Un ejemplo de ello es el cineasta y padre Jon Whelan, en su filme ¡Apesta! (Stink 2015) donde se esmera en localizar los químicos “tóxicos” en la pijama de su hija. Afirma que somos conejillos de indias sumergidos en un mar de químicos, ignorando el principio básico de la toxicología “la dosis produce el veneno”.
Sana (Heal 2017) es otro documental donde se asevera que la meditación, espiritualidad y paz interior no sólo lo mantienen saludable al cuerpo también lo curan de diversos padecimientos. Carlos Orsi, periodista científico, comentó “las principales afirmaciones de Heal aseguran que todas las enfermedades son autoinfligidas, resultado del estrés emocional [las malas emociones crean una densidad debilitante en el sistema inmunológico y causa cáncer] y, como tales, son autocurativas“.
Hasta la raíz (Rooten Cause 2019) fue un filme donde se vinculaba a las endodoncias con padecimientos cardiovasculares, incluso con cáncer. Dentro del documental se mencionaba la idea de que dicho procedimiento es de gran influencia toxica para el cuerpo. Expertos en la materia salieron en defensa asegurando la eficacia y garantizando la seguridad del mismo, resaltando los errores del trabajo cinematográfico.
Asimismo, What the Health (2017) es un documental desmentido enérgicamente por funcionarios de salud, científicos y periodistas por igual. En él se culpa a la carne de casi todos los problemas de salud en la sociedad moderna, desgraciadamente para ello se ignoro a la ciencia y engañó al espectador. Kip Anderson, responsable del largometraje, afirma estar basado en pruebas, por otro lado expertos encontraron, “el 96% de los estudios mencionados en la película no respaldan las afirmaciones que se hacen“.
Profesionales de la salud han pronunciado su postura ante estos documentales tanto por el contenido de los mismos como por las consecuencias generadas. La exageración de los datos proporcionados, la tergiversación de la ciencia con la finalidad de generar “conciencia” en la población no se comparan con la evidencia científica real y causan mayores estragos en la población. Sin embargo, no es posible censurar estos contenidos en Netflix u otras plataformas aunque sean parte de la infodemia generalizada causante de la desconfianza al sector salud en la actualidad.
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