Por Benjamín Muñiz
Hace algunos días encontré en una red social de un amigo colombiano un meme chusco referente a Iván Duque Márquez, presidente del país cafetalero. Latinos a final de cuentas, se demostró el humor ácido que nos caracteriza a través de la sátira hacia la figura del Primer Magistrado. “No se rían tanto de Duque, él no sabe conjugar verbos, pero ustedes no saben elegir presidente … punto para Duque” se podía leer en el post. Por supuesto, al leerlo, lo primero que saltó a mi mente fue que ese comentario queda como anillo al dedo a México. Desgraciadamente el 3 de febrero leí una publicación en el periódico Reforma que me llevó a darme cuenta que, tristemente, no solo no sabemos presidente, no sabemos escoger a funcionarios de elección popular. La nota, muy breve, por cierto, firmada por Miriam García, decía textualmente lo siguiente:
“Rechazan cubrebocas obligatorio
MONTERREY. Al insistir en que es inconstitucional, diputadas locales de Morena, Movimiento Ciudadano y del Independiente Progresista pidieron ayer al Gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez, vetar la reforma a la Ley de Salud que obliga al uso del cubrebocas en espacios públicos y de uso común”.
No puedo describir la frustración y el enojo que sentí en cuanto leí esas líneas. En un país con más de 160 mil muertes confirmadas por COVID-19, que ha llevado a cabo estrategias erráticas, que no ha tenido un plan definido y cuya comunicación ha sido, por decir lo menos, catastrófica, el hecho que un gobierno local tome la situación en sus manos e imponga obligaciones dentro de su estado, es por demás loable.
Nuevo León no es el primer estado en volver obligatorio el uso de cubrebocas. Chihuahua publicó en su Periódico Oficial el 14 de noviembre de 2020 la Ley que Regula el Uso Obligatorio de Cubrebocas y demás Medidas para Prevenir la Transmisión de la Enfermedad COVID-19 en el Estado de Chihuahua, la cual fue aprobada por el Congreso Estatal el 12 de noviembre de 2020, con una mayoría de 22 votos a favor, 3 en contra y 1 abstención. Seguido el proceso legislativo, el gobernador del Estado, Javier Corral, sancionó la ley, la publicó el 14 de noviembre y el 15 entró en vigor.
Por si esto no bastara, el panista Christian Von Roerich propuso en el Congreso de la Ciudad de México una iniciativa de reforma a la Ley de Salud y de Cultura Cívica de la Ciudad de México, para que el uso del cubrebocas sea obligatorio, estableciendo sanciones pecuniarias, trabajo a favor de la comunidad o arresto administrativo en caso de incumplimiento. La Jefa de Gobierno capitalina, Claudia Sheinbaum, descartó la propuesta, manifestando:
“Son autoritarios, siempre lo han sido, seguramente, pues están haciendo de nuevo propuestas autoritarias, pero esta ciudad es solidaria, esta ciudad es educadora, esta ciudad es de derechos”.
Después de casi un año de pandemia, en que los ciudadanos no hemos entendido la importancia de las medidas sanitarias, es necesario e imprescindible tener mano dura y aplicar el poder coercitivo del estado.
Según la Organización Mundial de la Salud, las mascarillas (cubrebocas) deben utilizarse como parte de una estrategia integral de medidas para suprimir la transmisión y salvar vidas. En este sentido, el organismo internacional recomienda convertir el uso del cubrebocas en una parte normal de nuestra interacción con otras personas.
Resulta peligroso, muy peligroso, tener funcionarios que se opongan al uso de cubrebocas, sin embargo, es el reflejo claro de la sociedad en la que vivimos. Es muy preocupante ir circulando por la calle y darse cuenta de la gran cantidad de personas que van caminando sin portar el cubrebocas, lo cual viene desde arriba, en los más altos niveles de gobierno. Recordemos que Andrés Manuel no ha utilizado el cubrebocas porque “Hugo no me lo recomienda”. Tampoco olvidemos la frase tan clara y contundente de Hugo López Gatell “el cubrebocas sirve para lo que sirve y no sirve para lo que desgraciadamente no sirve”. Si a estos funcionarios públicos se les suman las voces de las legisladoras neoleoneses, confirmamos que, en verdad, tenemos el gobierno que nos merecemos, que elegimos a aquellas personas que nos representan, sin importar si lo que creemos está bien o no.
Resulta claro que el cubrebocas no es suficiente, por sí mismo, para contener los contagios de coronavirus, sin embargo, es un arma efectiva que se tiene que concatenar con otras medidas. Consecuentemente, se debe promover, a toda costa, el uso de este. En algún momento, espero, los legisladores entenderán que, al tener la posibilidad de usar una tribuna, su voz tiene un peso, mayor que el de los ciudadanos que no tenemos acceso a dicha tribuna. Sus palabras tienen eco y, con ello, tienen una responsabilidad intrínseca. Tienen seguidores, tienen personas que voltean hacia ellos para argumentar sus acciones. El servidor público no es un particular que puede limitar su ámbito de injerencia a su círculo cercano, por el contrario, su ámbito de influencia es mucho mayor.
Utilicemos un ejemplo, doloroso, de la importancia de las palabras de un servidor público. En la comunidad de San Juan del Río, en el municipio de Santiago Choápam, Oaxaca, el 6 de enero de 2021, se llevó a cabo un baile masivo, el cual fue avalado por el Presidente Municipal. El resultado es catastrófico: 12 personas muertas, 14 hospitalizadas y más de 400 contagiados por COVID-19. Por supuesto, el simple hecho de realizar un baile de este estilo es, de sí mismo, una verdadera imprudencia, pero lo peor del caso, en todos los vídeos de dicha verbena popular hay algo que salta a la vista, la inexistencia de medidas de sanidad. Nadie trae, por lo menos, un cubrebocas puesto. Baile masivo autorizado por el Presidente Municipal que, ahora, ruega por ayuda para contener los contagios. Un poco de matemáticas para entender la gravedad: 400 contagiados en una población que cuenta con 1,200 habitantes, es decir, una tercera parte de los ciudadanos se contagiaron a raíz de esta imprudencia. Por si fuera poco, el presidente municipal ahora pretende que otros paguen el pato. En una carta dirigida a Alejandro Murat, gobernador del estado, señaló que se requiere ayuda urgente, por lo que pide el envío de médicos y medicinas, bajo la amenaza que, de no ser atendida su petición, las personas enfermas viajarán a Oaxaca capital, porque les da lo mismo morir en la ciudad que en la montaña. No, no es exageración, el último párrafo del oficio 39/2021, fechado el 28 de enero de 2021 y suscrito por Evergisto Gamboa Díaz, Presidente Municipal Constitucional, dice, literalmente, lo siguiente:
“ANTE EL OLVIDO, LA POBREZA Y EL DESPRECIO, NOS DA LO MISMO MORIRNOS ACA EN LA CIUDAD, QUE EN LA MONTAÑA; por tal razón de no dar respuesta inmediata a esta petición; TODOS LOS QUE DIERON POSITIVO Y ESTAN AISLADOS NOS TRASLADAREMOS AL CENTRO DE LA CAPITAL, para morirnos en nuestro abandonado en Oaxaca”.
Todo esto me deja muy claro algo: no sabemos elegir a nuestros gobernantes, pero el motivo es simple, no sabemos elegir porque no sabemos discernir, o mejor dicho, no queremos hacerlo, nos resulta más fácil navegar de pechito en lugar de tomar la responsabilidad de nuestras acciones. Hasta en tanto no seamos conscientes de la importancia de nuestras decisiones, las consecuencias de las mismas y le necesidad de buscar y trabajar por mejoras, hasta que dejemos de lado la mediocridad de dejar que otros decidan por nosotros, hasta entonces México será mejor.