Estar en contacto con la naturaleza es de gran beneficio para los seres humanos y diversos estudios a través de los años han documentado algunos de sus efectos positivos. En particular, se ha dicho que contar con árboles cerca de casa podría impactar positivamente el bienestar y la salud de las personas y así parece confirmarlo dos nuevos estudios.
Según un estudio de la Universidad de Louisville, en Estados Unidos, existe una relación entre la salud vascular, los espacios verdes y la contaminación del aire. La investigación publicada en la revista científica American Journal of Physiology – Heart and Circulatory Physiology, señala que vivir en áreas verdes puede ser propicio para la salud vascular. Estos efectos favorables, apunta la investigación, pueden atribuirse, en parte, a la exposición atenuada a contaminantes del aire como el ozono y otras partículas en suspensión.
Para su estudio, los investigadores se dedicaron a observar la rigidez arterial de voluntarios adultos con afecciones que los colocan en una categoría de riesgo moderado a grave de enfermedad cardíaca. Con ayuda de estaciones de monitoreo del Servicio Geológico y la Agencia de Protección Ambiental local, se analizaron los factores ambientales del lugar de residencia de los voluntarios.
Con estos datos, observaron que, cuando los niveles de partículas suspendidas y ozono eran altos, los niveles de rigidez arterial eran más altos. No obstante, los participantes residentes de zonas con más flora mostraron una mejor función de los vasos sanguíneos. Según el estudio, los árboles y otras zonas verdes compensan la disfunción vascular causada por la contaminación del aire.
Un segundo estudio, realizado en Alemania, encontró que la cantidad y cercanía de árboles en las calles cercanas al hogar se relaciona con los niveles de depresión y la cantidad de antidepresivos prescritos en una población. De acuerdo a la investigación publicada en la revista Scientific Reports, contar con más árboles alrededor de la casa (menos de 100 metros) se asocia a una reducción en la cantidad de antidepresivos recetados. Los investigadores llegaron a esta conclusión mediante el análisis de datos de casi 10 mil habitantes de Leipzig e información sobre el número y el tipo de árboles callejeros en dicha ciudad. Como control, los investigadores consideraron factores asociados a la depresión, como el empleo, el sexo, la edad y el peso corporal.
La asociación descubierta, afirma el estudio, fue especialmente fuerte para los grupos desfavorecidos, quienes tienen un mayor riesgo de que se les receten antidepresivos en Alemania. Por esta razón, los investigadores proponen el agregar más árboles en las calles de zonas urbanas residenciales como una solución para promover la salud mental. También para ayudar a solucionar la brecha y la desigualdad en salud entre grupos sociales económicamente diferentes. Al mismo tiempo, señalan los autores del estudio, estas medidas pueden contribuir igualmente a mitigar el cambio climático y a la conservación de la biodiversidad.
En este sentido, la ciencia también señala la relación existente entre la sensación de bienestar de las personas y la percepción de biodiversidad a través del canto de las aves. Este hallazgo, publicado en la revista científica Proceedings of the Royal Society B, sugiere la necesidad de mejorar los paisajes sonoros naturales dentro y fuera de las áreas naturales protegidas. También que una menor contaminación acústica antropogénica podría contribuir a una mayor felicidad humana.
Muchos son los beneficios los cuales la naturaleza puede traer para la salud humana, sobre todo en las condiciones de confinamiento de la nueva normalidad. Considerando el efecto positivo de tener árboles cerca de casa, la ciencia apunta a que la planeación urbana debe dar prioridad a esta medida, en beneficio de la salud de los habitantes en las ciudades alrededor del mundo.
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