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lunes, noviembre 25, 2024

La violencia económica de la 4T contra las mujeres

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Por Karen Quiroga Anguiano 

Secretaria Nacional de Igualdad de Géneros del PRD

La violencia contra la mujer tiene muchos rostros, caras que se han normalizado tanto que con frecuencia todavía hay quienes dudan que se trate de conductas agresivas, porque son frecuentes o porque muchas las viven.

La pareja celosa que revisa el celular para verifica llamadas o mensajes, el novio que no permite que la mujer se vista como ella desea, el  hombre que acompaña a su compañera a todas partes, el hombre que coloca a la mujer como candidata y después  la hace a un lado para ocupar el cargo por el que se compitió, el hombre que se burla, el que toma fotos sin autorización de la involucrada.

Todas esas son formas de violencia que no se ven, existe también la violencia económica, esa que consiste en prohibir a la mujer trabajar y ser independiente económicamente, o bien aquella en que el hombre condiciona la entrega de recursos económicos a cambio de someter a una mujer, aquella en que el hombre se niega a cubrir necesidades de los hijos y en ocasiones hasta de alimentación. Esa es una de las violencias más sutiles y frecuentes.

Por desgracia, la violencia económica no sólo se presenta entre las parejas,  también se presenta a nivel público y la vemos cuando un gobierno no destinan recursos suficientes para que se atiendan las violencias que se ejercen contra las mujeres para disminuir las desigualdades que existen con los varones.

En ese rubro, México ocupa, sin duda un lugar preponderante. Porque si algo ha caracterizado al gobierno de la 4T, tanto en el ejecutivo como en el legislativo es la poca relevancia que da a los problemas de la mujer y a los recursos que  se destinan a las distintas instituciones responsables de implementar programas y acciones para la prevención y atención de la violencia.

Me refiero al presupuesto del Anexo 13,  rubro donde se concentra el dinero que en teoría ayuda a combatir la violencia y promover la igualdad. Un Anexo que representa apenas el 2 por ciento del Presupuesto de Egresos de la Federación anual y que año con año es víctima de los recortes de gobiernos que invisibilizan a las mujeres.

Este año no fue la excepción y aunque a  primera vista, el presupuesto da la impresión de un aumento del 24 por ciento respecto a lo asignado en 2020, al aprobar más de 128 mi millones de pesos a los programas de dicho Anexo, en realidad, el alza se debe a que ahí se encuentran parte de los programas sociales que son prioridad del presidente, particularmente la Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores.

Lo que observamos, es que programas en los que ha incidido el movimiento amplio de mujeres desde hace varios años para que se reflejen en el presupuesto, tienen una reducción de casi 12 por ciento con relación al de este año.

Al analizar el presupuesto aprobado en el Congreso de la Unión, hace unos días, observamos que los rubros más afectados son aquellos que están destinados a las mujeres del país, y el ligero aumento que se tiene beneficia programas electorales.

Lo anterior nos dice que no hay nada que celebrar con lo aprobado este año en que la violencia contra la mujer repuntó a raíz del confinamiento por la pandemia de covid-19.

Por ejemplo, las acciones de coadyuvancia para las alertas de género pasaron de 6 mil millones de pesos en 2020 a 2 mil 323 millones en 2021, lo que representa una disminución del 36 por ciento, lo que impactará en las acciones de cada una de las entidades federativas.

En tanto, la promoción del acceso de madres jóvenes  y jóvenes embarazadas a becas de apoyo para continuar y concluir sus estudios de educación básica y/o media superior tendrán  una reducción del 26 por ciento, al pasar de tener 66 millones de pesos en2020 a 48.9 millones para 2021, lo cual abonará al rezago educativo que se tiene estimado en el contexto de la pandemia.

Los programas destinados a la sensibilización para formar al personal educativo de nivel básico, para contribuir a mejorar las prácticas educativas con perspectiva de género respetuosas de los derechos humanos y proclives a la no violencia tuvieron una de las reducciones más agudas. Este rubro se reduce 67% al pasar de 24.3 millones de pesos en 2020 a 8 millones para el año siguiente, lo que deja a la deriva el tema de la violencia de género en las aulas.

Con estos hechos violentos iniciamos 16 días de activismo en el marco del Día Internacional para la Erradicación de la Violencia de la Mujer, una día donde abundan los discursos y sesiones en favor de la mujer, pero que en realidad demuestra que vivimos en un régimen machista empecinado en invisibilzar los problemas de desigualdad y violencia de género.

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