Frente a la costa de California, en la Bahía de Monterrey se llevó a cabo un análisis interdisciplinario en el sitio de las algas gigantes, cuyos resultados muestran que cerca de la superficie del océano, el pH del agua era ligeramente más alto. Esto sugiere que el dosel de algas marinas reduce la acidez; dichos efectos no se han extendido al fondo del océano, habitado por sensibles corales de agua fría, erizos y mariscos, y donde se ha producido la mayor acidificación.
“Hablamos de los bosques de algas que protegen el medio ambiente costero de la acidificación de los océanos, pero ¿En qué circunstancias es eso cierto y en qué medida?” comentó Heidi Hirsh, estudiante de doctorado en la Escuela de Ciencias de la Tierra, Energía y Medio Ambiente de la Universidad de Stanford. “Es importante investigar este tipo de preguntas antes de intentar implementar esto como una estrategia de mitigación de la acidificación del océano”.
Quelpo, un tipo de alga marina, es ecológica y económicamente importante en California, los denominados “bosques“ de estas algas bordean las costas rocosas ricas en nutrientes. Uno de los impactos perjudiciales del aumento de carbono atmosférico es su posterior absorción por parte de los océanos, esto genera una acidificación. Esto provoca a su vez un desequilibrio químico que repercute de manera negativa a los ecosistemas marinos y las personas que dependen de la actividad pesquera.
Apuntada como una de las especies de algas más grandes debido a su rápido crecimiento de hasta 5 pulgadas por día, elimina el dióxido de carbono del agua a través de la fotosíntesis. Sumado a esto, el factor estacional juega un papel importante, pues se presenta un mayor florecimiento estacional, así como el movimiento de las corrientes oceánicas, donde el agua acidificada del fondo es llevada a la superficie.
Hirsh comento “Desafortunadamente el efecto mostrado en la Bahía de Monterrey no puede ser aplicado a otros bosques de algas”. Con la finalidad de comprobar los efectos de las algas, Yuichiro Takeshita del Instituto de Investigación del Acuario de la Bahía de Monterey (MBARI) proporcionó sensores de pH que fueron distribuidos por los bosques de algas para comprender los cambios químicos y físicos.
Kerry Nickols, profesor asistente en la Universidad Estatal de California en Northridge agregó: “Si no analizáramos las propiedades del agua en términos de cómo están cambiando y las diferencias entre la parte superior e inferior de los bosques de algas marinas, realmente no entenderíamos qué está pasando”.
Con mediciones de alta resolución de pH, oxígeno disuelto, salinidad y temperatura, los investigadores pudieron distinguir patrones en la química del agua de mar alrededor del bosque de algas. Durante la noche se esperaba agua más ácida, sin embargo el agua en realidad era menos ácida en relación con la medición del agua diurna. Esto genera la hipótesis de haber sido causado por la afluencia de agua ácida con poco oxígeno durante el día.
Aunque el potencial de mitigación de los bosques de algas en el dosel no alcanzó a todos los organismos sensibles en el fondo del mar, los investigadores encontraron un ambiente menos ácido dentro del bosque de algas en comparación con el externo. Los organismos que viven en el dosel o que podrían moverse hacia él tienen más probabilidades de beneficiarse del alivio de la acidificación local de las algas, aseguran los investigadores.
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