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sábado, septiembre 21, 2024

El enojo de los generales

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Por Jesús Ortega Martínez

“Haré una limpia en el ejército y ninguno de los generales que colaboraron con Cienfuegos podrá tener cabida en el equipo y en el Estado mayor del actual secretario de la Defensa Nacional”. Esto fue lo que dijo el presidente López Obrador cuando se enteró de la detención del general Cienfuegos por parte de la Fiscalía estadounidense. 

En días subsecuentes, López Obrador afirmó, que él estaba enterado, desde semanas antes, de que el general Cienfuegos sería detenido y que tal información se la había proporcionado la embajadora de México en los Estados Unidos, es decir, López Obrador,  había dado por hecho que el general Cienfuegos era culpable de las acusaciones que le fincaban la fiscalía  estadounidenses y hasta se comprometió, lo reitero, en “limpiar al ejército” para estigmatizar a Cienfuegos y para que no quedara ninguna influencia de este en la filas castrenses.  

Esto, desde luego, genero inconformidad en las fuerzas armadas mexicanas, especialmente, entre los comandantes de mayor rango y aquellos con mando directo sobre tropas. Conforme crecía la inconformidad, López Obrador fue cambiando su discurso, al grado de que “se atrevió” a manifestar, con gran cautela, una inconformidad ante el gobierno de Donald Trump, y no por el hecho de que fuera detenido Cienfuegos, sino por el hecho de que de no se le hubiera informado de tal detención. 

Pasaron algunos días hasta que la molestia de los generales mexicanos fue de tal magnitud,  que trascendió al propio gobierno de Donald Trump, lo que colocaba al presidente mexicano contra la pared. En realidad, esto fue lo que obligó para que William Barr se viera obligado a desistir de las acusaciones en contra de Cienfuegos. 

Este relato no lo reconocerá López Obrador, ni Ebrard, ni Trump, pero esta historia está siendo motivo de un fuerte debate en los EEUU, especialmente impulsado por los demócratas en la influyente comisión de las relaciones exteriores del Senado, desde la cual se afirma, que la liberación de Cienfuegos fue resultado de un acuerdo político, obligado por la presión que los militares mexicanos ejercieron sobre el presidente de México. 

Esto lleva a la reflexión de que, en la historia moderna y contemporánea de México, ningun otro presidente civil, había hecho depender tanto su fuerza del poder de los militares. Quizás con Díaz Ordaz sucedió tal dependencia, pero ello fue posterior al 2 de octubre del año del 68, día en que fueron asesinados cientos de personas por las balas del ejército. 

López Obrador ha hecho que el gobierno civil dependa como nunca había sucedido en la contemporaneidad, de los militares. 

Los militares están levantando las obras simbólicas de López obrador; le están construyendo las sucursales del banco del bienestar; están transportando valores y combustible; fungen como agentes aduanales; son polícias regulares y de investigación, y se les ha encargado toda la responsabilidad de la seguridad pública en el país. 

Fue un gran logro que en los años 50s del siglo XX, la presidencia de México no fuese responsabilidad de los militares, para que, en sentido diferente, fuese ocupada por políticos civiles. Ahora, con López Obrador, se está dando un retroceso histórico cuando se está militarizando el poder político. Ello conlleva un gran riesgo y significaría el mayor retroceso de la vida política del país en los siglos XX y XXI. 

Editorial para Tendencia Radio. 102.1 del 19 de noviembre de 2020 con Claudio Altamirano.

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