Por Jesús Zambrano Grijalva
Cada hecho que acontece en la vida del país producto de las desafortunadas decisiones del gobierno de la República, encabezado por Andrés Manuel López a Obrador, acrecienta el deterioro de la vida pública nacional, al mismo tiempo que subraya la necesidad de crear un amplio frente democrático, social y político, integrado por todos los sectores de la sociedad y las fuerzas políticas que se oponen al rumbo autocrático que está tomando nuestro país por culpa de la incapacidad, insolencia e insensatez del actual presidente.
Así lo estamos viendo en horas recientes con la irracional decisión de desaparecer 109 fideicomisos que administran (administraban) alrededor de 70 mil millones de pesos, lo que afectará a rubros tan importantes como lo son los de la cultura, ciencia, educación, tecnología, salud y atención de desastres naturales.
Esta lamentable decisión da un golpe brutal que significa en los hechos un atraco sin precedentes a fondos tan importantes como los relacionados con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (subrayadamente los relacionados con el Centro de Investigación y Docencia Económica, CIDE), el de Desastres Naturales, el relacionado con el Deporte de Alto Rendimiento, el de Inversión y Estímulos al Cine, el relativo al Cambio Climático y el de la Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas.
Ante ello, cobra importancia el que los partidos políticos se abran a la sociedad y postulen candidaturas externas que tengan un reconocido prestigio con las mayores probabilidades de ser competitivos para ganar. Es decir, mujeres y hombres que ostenten un auténtico compromiso con un programa básico de gobierno democrático.
Es así que las coincidencias con las organizaciones de la sociedad civil se pueden impulsar en conjunto con los partidos para plantear una plataforma de compromisos democráticos, de la mano con las causas de la gente en temas relacionados con las libertades, de derechos humanos, en defensa de la democracia, a favor de los derechos de los jóvenes y las mujeres, que son de primerísima importancia.
Cuando hablo de compromisos con un programa básico de gobierno democrático, subrayo que no queremos que llegue a San Lázaro, a la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, gente que tenga “cola que le pisen” y que quiera acceder a un cargo de elección popular para comprar impunidad. Se trata de una responsabilidad compartida con todas las organizaciones políticas y sociales del país.
Son tiempos de unidad porque México está viviendo una situación de creciente e imparable deterioro debido a la incapacidad de la actual administración. Por ello es necesario cambiar la correlación de fuerzas para evitar que esto continúe. Debe quedar establecido como tema toral en las características de las posibles alianzas y hay que “tejerlas” bien para que tengamos resultados favorables que generen un cambio que sobe todo beneficie al conjunto de la sociedad mexicana.
Existe la clara determinación de que vamos a sumar a todas y todos los que estén dispuestos a colaborar en esta construcción de un nuevo Frente Amplio Democrático, Político y Social. No obstante, hay que decir que prevalece cierto prurito en cuanto a las posibles alianzas con ciertos partidos. Sin embargo, bien vale la pena persistir con esta política que permitirá restablecer el equilibrio de fuerzas políticas en el poder legislativo.
La denuncia presidencial de que hay un “Bloque Opositor Amplio” (BOA) no tiene sustento y menos en el momento en que fue declarado por el Presidente de la República. Tal señalamiento por parte del primer mandatario no fue sino uno más de los distractores que suele inventar para que la opinión pública no se fije en sus fracasos que han sumido al país en una grave crisis económica, política, social y sanitaria.