Por Luis Clemente Luna Lomelí
Después de dos años de estar ausente de la vida pública, el ex candidato presidencial por la coalición, “Por México al Frente” Ricardo Anaya Cortés, ha decidido regresar de lleno al amito político. Si bien es cierto, hoy más que nunca nuestro país, necesita una oposición articulada y fuerte, para poder construir un proyecto político, social y económico, que englobe el descontento social que se tiene frente a la Cuarta Transformación.
Una oposición, que no solo se dedique a desprestigiar el gobierno actual, sino que frente a una crisis sanitaria, la cual ha originado una crisis económica, por el Coronavirus, se enfoque en ser proactiva, responsable y sobre todo inteligente, para no caer en provocaciones orquestadas por el gobierno federal. México, sin duda es un gran país, y no merece más polarización, sino son momentos de unidad y de solidaridad. Si el regreso de Ricardo Anaya, es con la intención de convertirse en el líder moral que tanto necesita la oposición, bienvenido sea, pero si regresa con la intención de sobreponer intereses personales, ante la construcción de un proyecto de oposición, en donde se les dé cabida a todas las fuerzas políticas y los diferentes sectores sociales, entonces será un momento clave para que la oposición, opte por nuevos perfiles.
Son momentos de definición, en donde se consolide un proyecto, que logre unificar a todos los sectores, no simpatizantes y que no comparten la manera de gobernar, por parte de esta Cuarta Transformación, en una sola fuera política. Son momentos de definición, porque es la hora de tener claro, que es lo que realmente queremos para nuestro país, es la hora de analizar y escuchar todas las voces propositivas para salir de la actual crisis, México nos pide a gritos, unidad nacional. El tiempo clave, sin duda se dará en las elecciones intermedias, es en donde la oposición demostrará, si tiene realmente, la habilidad, la inteligencia y la capacidad, de presentarse como un proyecto unido, que busque un rumbo diferente para nuestro país. Pero si no es de esta manera, entonces el partido, que está hoy en el poder, seguirá manteniendo un control absoluto, bajo un solo hombre.
La democracia es de pesos y contrapesos, es momento de equilibrar la balanza del poder, pero solo se logrará, cuando los líderes políticos, entiendan que es anteponer el interés nacional frente a los diversos intereses personales. El reto de la oposición es la unidad, pero también recuperar la confianza del electorado, a través de hechos y no solo del discurso político, a través de recorrer el territorio, pues solo de esta manera, se conocen las verdaderas necesidades que tanto aquejan a nuestro país