AMLO intimida al activismo social

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Por Antonio Medina 

Las organizaciones civiles de las diversas luchas sociales no sólo han tenido el desprecio del presidente de México al cortarles los mínimos recursos que se les canalizaban para llevar a cabo proyectos financiados por el gobierno, sino que ahora además de estigmatizarlas como conservadoras, pretende criminalizarlas al exhibir en su conferencia mañanera del 28 de agosto los nombres de Asociaciones Civiles que reciben recursos de fundaciones internacionales para realizar sus fines sociales. 

Lo que se vio en televisión ese día fue la visceral acción de López Obrador en su foro mediático de la mañanera en contra de quienes cuestionan la viabilidad de su proyecto del Tren Maya, que al exhibir nombres de donantes y receptores, minimizó la función social que realiza el activismo ecologista con argumentos racionales sobre los efectos nocivos que significa la construcción de esa obra faraónica en el sureste mexicano, que además de devastar la fauna, la flora y deteriorar el tejido social, sólo servirá a los intereses capitalistas de los constructores amigos del presidente. 

Esa acción del Jefe del Ejecutivo a todas luces es un mensaje intimidatorio para las más de 42 mil Asociaciones Civiles registradas en el Sistema de Información del Registro Federal de las OSC del Instituto Nacional de Desarrollo Social de finales del 2019. Es una abierta amenaza al activismo social que ose cuestionarlo, como el feminista o de lucha contra el sida, o aún el de la diversidad sexual, que reciben fondos económicos de fundaciones estadounidenses, canadienses  y de todos los países de la Unión Europea.

 

Con la extinción de los recursos que canalizaba el gobierno a las organizaciones civiles, el activismo de esos movimientos reforzaron sus estrategias de recaudación de fondos fuera del país para poder trabajar, por ejemplo, a favor de  políticas públicas con perspectiva de género,  de derechos sexuales y reproductivos, en contra de todas las formas de discriminación como las relacionadas a la orientación sexual o identidades de género; además, es un amenaza hacia el activismo de alto nivel que realiza consultorías internacionales, por ejemplo, en contra de los estigmas y de la discriminación desde las instituciones públicas hacia quienes viven con VIH/sida. 

Sin duda, esa beligerancia de López Obrador es uno de los motivos por los cuales el activismo de esos movimientos se ha quedado callado varias veces durante estos dos años de gobierno, cuando el presidente ha emprendido acciones que van en detrimento de los derechos de las mujeres, de la diversidad sexual o personas que viven con VIH/sida, ya que quienes lo contradigan o lo cuestionen, saben que pueden ser vetados de todo lo que toque la 4T, por lo tanto prefieren guardar silencio, de hecho, aplaudirle y hasta hacerle pleitesía al señor presidente a pesar de saber que en el fondo está equivocado.

La estigmatización y acusación de López Obrador en contra del activismo que cuestiona, desactiva la lucha social porque amenaza, intimida, descalifica, desanima y siembra la duda sobre la honorabilidad de quienes desde las diversas luchas sociales hacen planteamientos racionales e inteligentes que lo enfurecen. 

A AMLO no le ha sido suficiente con quitarles el mínimo financiamiento que recibían las ONGs desde gobierno, sino que ahora pretende criminalizarlas al adjudicarles un papel conspiratorio, pues el presidente desarma con sus indagaciones a quienes quieren el bien social y buscan formas de incidir con los recursos legales de financiamiento en beneficios de sectores vulnerados en sus derechos por entes del Estado. 

En esta vorágine de sucesos generados por quien dirige los destinos del país, a dos años de su gobierno, las ONG’s han quedado a la deriva junto a las poblaciones beneficiadas por la defensa de los derechos sociales, políticos y humanos que realizan los y las activistas. 

@antoniomedina41