Por Luis Clemente Luna Lomelí
Pareciera que el ánimo de la cuarta transformación va en declive poco a poco, al presidente Andrés Manuel López Orador, en su segundo informe como presidente constitucional, se le notó una profunda tristeza, un desanimo muy marcado y sobre todo una profunda desilusión, pues no es para menos, dejando por ahora el análisis, de si sus dos años de gobierno han sido buenos o malos, la intención es centrar el análisis de como la actual crisis sanitaria y económica por el coronavirus, ha afectado a su gobierno, recordando que era un gobierno con altas expectativas para los ciudadanos.
Si bien es cierto, la pandemia es una situación que nadie tenía prevista que ocurriera, que nadie lo esperaba y que sin duda alguna vino a tambalear fuertemente al gobierno de la cuarta transformación, pero independiente de la pandemia, el punto de análisis debe estar en que la pandemia solo ha sido un fenómeno que ha evidenciado y agudizado, una profunda crisis económica que ya se venía orquestando desde el primer año de gobierno del presidente López Obrador, y el presidente lo sabe y lo tiene claro. Ahora bien, en su segundo informe, presenta nuevamente como su principal bandera, la narrativa que ha construido durante más de diez y ocho años, la cual radica en el combate a la corrupción y la política de austeridad. Sin embargo, el presidente se equivoca, porque no se gobierna solo teniendo la intención, sino que gobernar es decidir, gobernar es actuar, sobre todo ahora frente a una profunda crisis en dos ámbitos, por un lado en el sanitario y por el otro en el económico, gobernar es asumir la responsabilidad de las malas decisiones.
Es momento de recomponer el timón, quizá aún se está a tiempo, pero el presidente debe entender que no se gobierna con la mejor intención, sino con acción, debe entender que apostarle a los programas sociales a un cien por ciento, no garantizará encontrar la estabilidad económica, es momento de apostarle a la inversión pública, de apostar a la recuperación de las micro, pequeñas y medianas empresas, porque dichas empresas son las que realmente generan desarrollo económico en nuestro país, y sobre todo porque son las que sostienen económicamente a millones de familias mexicanas. Señor presidente, es el momento de cumplir su anhelo de pasar a la historia de México, como el mejor presidente, deje un lado la intención y comience a gobernar tomando de las decisiones más acercadas en política económica, para que nuestro bello país, salga de esta crisis, es su momento, de pasar del discurso a la acción