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domingo, noviembre 24, 2024

Sexo, covid y vida cotidiana Confinamiento aumenta violencia y disminuye conducta sexual: AMSSAC

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REPORTAJE

Por Antonio Medina Trejo

Durante la Jornada Nacional de Sana Distancia, medida preventiva de confinamiento ante la pandemia del COVID-19, implementada en México del 23 de marzo al 30 de mayo de este año, hubo un incremento de la violencia en parejas y una disminución de la vida sexual en un segmento significativo de la población, de acuerdo con los resultados de un estudio realizado por la Asociación Mexicana para la Salud Sexual AC (AMSSAC).

La encuesta, que llevó a cabo dicha organización a través de internet en colaboración con el Instituto Mexicano de Sexología, del 9 al 23 de mayo pasado, reveló que casi la mitad de las personas que participaron, el 43.08 %, reportó una disminución de su conducta sexual, mientras que el 52.78 % expresó que no había cambiado su patrón al respecto y solo el 4.14 % respondió que experimentó un aumento después de que inició el confinamiento. 

El 47.30 % de las mujeres y el 35.10 % de los hombres expresaron que había disminuido su conducta sexual, mientras que 49.80 % de ellas y 58.10 % de ellos reportaron sin cambio su actividad en ese sentido. Solo el 2.90 % de la población femenina encuestada y el 6.80 % de la masculina reveló un incremento al respecto, en el estudio realizado en una muestra de mil 785 participantes que cumplieron los requisitos, quienes presentaron una edad promedio de 40 años, en un rango de los 18 los 80 años.

Conducta sexual de personas solteras y de parejas con y sin niños

AMSSAC —que contó con la colaboración de la Federación Mexicana de Educación Sexual y Sexología y la Asociación Mundial de Salud Sexual para el análisis de los datos— explicó que, además del género, la manera en que se vive el confinamiento resulta importante y añadió que la disminución de la conducta sexual más notable se presenta en las personas  que viven solas o con niños.

En el reporte de los resultados del estudio, la organización enfatizó que entre las personas participantes que viven en pareja el cambio es menos pronunciado, ya que el 58.9 % de mujeres  y 66.10 % de hombres reportan sin cambio su vida sexual, lo cual significa que en las personas y parejas que viven solas y las parejas que viven con niños, los cambios en la conducta sexual son más evidentes. 

En dicho documento, AMSSAC explica que ello podría deberse a la disminución en la privacidad percibida, ya que el 43.21 % de las parejas que conviven en cuarentena con hijos y el 43.81 % de quienes conviven con familia ampliada, «sienten que la privacidad ha empeorado o es mucho menos que antes de la cuarentena».

Coito, masturbación y pornografía

El reporte añade que cuando se observa el cambio por tipo de conducta, la disminución en la práctica de coito es más notable: 55.9 % de las mujeres y 48 % de los hombres reportan disminución en la frecuencia de coitos.

Respecto a la masturbación o conducta autoerótica, el reporte de AMSSAC menciona que alrededor del 40 % no manifestó cambio y un aproximado al 31 % registró disminución. Entre los participantes que viven solos hay una tendencia al aumento en comparación con dicha conducta antes del confinamiento.

El uso de la pornografía aumentó en el 36.8 % de los hombres, siendo el cambio más notable entre los que viven en familia ampliada, es decir, en la que viven familiares de dos o más generaciones o parientes.

Videollamadas, sexting y juguetes sexuales

La práctica de las videollamadas sexuales y el sexting aumentó en los hombres un 37.7 % y las mujeres un 39.3 %. Este aumento es más notable entre los participantes que viven en familia ampliada y las y los que viven solos.

En cuanto al uso de juguetes sexuales, el 35.9 % de las mujeres y 37.10 % de los hombres reportaron una disminución, pero entre las encuestadas que viven solas, un significativo 41.50 % reveló un incremento.

Implicaciones de una disminución de conducta sexual en pareja

Eusebio Rubio Aureoles, director de AMSSAC, expresó que la novedad del estudio es que, si uno ve qué está pasando con la vida sexual, puede detectar situaciones y actuar para evitarlas. Por ejemplo, si la vida sexual se ha afectado mucho con el confinamiento, es un factor para ver cómo está la violencia con la pareja y la salud mental propia. 

“Es una invitación a la acción del Estado, la cultura, los medios y todos los que participamos, también a nivel individual o de pareja, para decir “¡carambas!, ¿esto nos está pasando?, ¡hagamos algo para evitarlo!”.

Añadió que la violencia a veces se perpetúa porque no se identifica o porque uno está encarrilado con la cosa de quién golpea más fuerte.

El reporte señala que hay correlaciones entre las variables estudiadas: cambio de conducta sexual con el confinamiento, depresión, ansiedad, estrés, violencia sufrida y violencia ejercida.

Explica que el análisis se realizó haciendo correlaciones que permiten ver la asociación pero no la identificación de relaciones causales, “lo que se puede afirmar es que cuando una situación cambia en un sentido, la otra situación cambia en el sentido señalado, pero no se puede decir que una cause la otra”.

Por ejemplo, indica que a mayor disminución de conducta sexual en pareja, hay más depresión, estrés, ansiedad, violencia total en la pareja y violencia sufrida en la pareja.

Violencia sexual durante el confinamiento

La organización enfatizó que la frecuencia con la que se reportó haber vivido violencia sexual durante el confinamiento es muy preocupante y reveló que el 18.40 % de las mujeres encuestadas revelaron haber recibido piropos o frases de carácter sexual que resultaron molestas.

También informó que el 7.60  % de las mujeres expresaron que habían sido tocadas o manoseadas sin su consentimiento y el mismo porcentaje de ellas dijeron que han recibido insinuaciones o propuestas para tener relaciones sexuales a cambio de algo, aunque el 11.20 % de los hombres también lo reportaron.

El 6.30 % de las mujeres reportaron haber sentido miedo de ser atacada o abusada sexualmente y el 4.70 % de ellas reportaron que se han tomado represalias por haberse negado a propuestas de índole sexual.

Los resultados del estudio permiten tener un panorama más amplio a partir del análisis de los datos. Por ejemplo, aunque la mayoría de las personas participantes que viven en una relación de pareja, el 77.16 %, respondió que no ha habido acciones de violencia ni antes ni durante la contingencia sanitaria, el 8.06 % respondió que sí se incrementaron dichas acciones, el 9.36 % reveló que se han mantenido y el 5.41 % dijo que se han reducido.

Es decir, si se suma a quienes respondieron que se han incrementado dichas acciones y las que afirmaron que se han mantenido, se obtiene un 17.42 % de personas que viven en un contexto de violencia en su relación de pareja.

Otro dato que resulta de particular interés es el hecho de que los hombres reportan mayor grado de violencia sufrida y las mujeres mayor grado de violencia ejercida contra su pareja, lo cual puede ser un indicador de que un sector de la población masculina desconoce que algunas de sus conductas constituyen formas de violencia o prevalece la resistencia a reconocerlas. 

Más mujeres que hombres; mayoría, heterosexuales con licenciatura

El 66.23 % de quienes participaron se identificaron como pertenecientes al género femenino y el 33.77 % al masculino. El grupo más grande de quienes formaron parte del estudio fue el de personas solteras, con el 39.17 %, seguido de las casadas, 33.50 %, y las que viven en unión libre, 15.26 %, aunque la suma de estos dos últimos constituye una mayoría, con el 48.76 %.

La mayor parte de las personas que participaron, el 80.45 %, se  asumió como heterosexual, mientras que el 9.16 % afirmó ser bisexual y el 7.58 %, homosexual. El  1.18 % respondió no tener claro el asunto de su orientación sexual y el 1.63 % eligió la opción de “otro”.

Respecto al nivel educativo, el más frecuente fue el de licenciatura, con el 50.73 %, seguido de quienes cuentan con grado de maestría, 27.36 %, por lo que AMSSAC expresó que la encuesta fue respondida por un grupo social con alto nivel educativo.

La gran mayoría de quienes participaron forman parte de la clase media, con el 94.89 %, mientras que el 49.94 % dijo ser de religión católica y el 40.70 % expresó no tener ninguna religión.

Un dato también revelador es que el 86.47 %  de las personas dijo estar respetando las medidas de la cuarentena y que solo salía cuando era necesario; las que estaban trabajando desde casa constituyó el 50.48 %: a tiempo completo el 33.80 % y a medio tiempo el 16.68 %.

Disminución de la vivencia erótica puede ser indicación relevante

AMSSAC concluye en su reporte que el confinamiento ante la pandemia de COVID-19 ha modificado la vida sexual de los encuestados. Añade que un porcentaje importante ha disminuido la frecuencia de sus encuentros sexuales y que el cambio no es uniforme y parece depender de las condiciones de convivencia y de otras, “como la presencia de violencia y de problemas en la salud mental como depresión, ansiedad y estrés”.

En el documento, que púede ser consultado en el sitio web de AMSSAC (www.amssac.org), la organización especializada en sexualidad señala que la conducta sexual parece ser un buen indicador de la presencia de otros problemas. 

Recomienda a la población verificar si la disminución en la vivencia del erotismo es una indicación de la presencia de violencia en la pareja o de problemas como la depresión y la ansiedad. “La detección oportuna de estos problemas ayuda a la eficacia del tratamiento que está a disposición de la población”, concluye.

@antoniomedina41 

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