Por Angélica de la Peña Gómez
Es inevitable revisar lo que ha faltado por hacer para explicarnos porqué México es el tercer país con mayor número de decesos por este coronavirus. Y sin ser especialista en ciencias médicas, epidemiológicas o estadísticas, la lógica nos enseña todo efecto, tiene su causa. Una decisión derivará una consecuencia, y nada es tan delicado, como las medidas relacionadas con la salud y vida de las personas. Al equivocarse cómo enfrentar el covid-19, sus efectos serán patéticos.
La información oficial tiene una enorme ventaja sobre la que desde diversas instituciones académicas o medios periodísticos se produce. Con su estilo sencillo, llano y reiterativo el Presidente logra imponer temas y ocultar otros. Por ejemplo hay dos asuntos trascendentales del gobierno con una diferencia de percepción, aunque ambos son un desastre. Pemex y toda la inversión que ha ordenado AMLO desde que asumió el 1 de diciembre de 2018 va a un barril sin fondo por la crisis financiera y estructural que enfrenta, sin embargo mucha gente no percibe aún la magnitud del problema ocasionado por la directriz del Presidente.
El otro asunto tiene que ver con la salud y cómo responder frente a la pandemia. Los cambios a partir de su decisión de desaparecer al Seguro Popular y su sustitución por el INSABI que no termina de consolidarse, el irresponsable trato en el tema de las medicinas, así como el deficiente abastecimiento de vacunas, evidencian una insensibilidad inaudita ya que con la interrupción que se ha provocado en tratamientos de enfermedades como el cáncer, cobrarán vidas humanas, particularmente en edades tempranas.
Ambos temas están ligados porque por la crisis petrolera todos los recursos que se están dedicando a PEMEX y a la construcción de la refinería DOS BOCAS, deberían tener mejor fin en la Salud y a atender los estragos de la pandemia. Ni modo de no decirlo: cada día se hace más evidente el fracaso de la estrategia que evitó hacer las pruebas como lo recomendó la OMS, las cuales por cierto se han perfeccionado y son un instrumento indispensable para contener el virus y evitar se propague.
Parecería que al principio se desestimó las pruebas para ahorrar en su inversión, y hoy no se aplican para que no se conozca la realidad del contagio. Otro error se cometió respecto al menosprecio que el Presidente ha impuesto contra el tapabocas. Es lamentable no se acepte que contribuye un enfermo no contagie la enfermedad, y que quien no lo está, no se enferme.
La organización covid19.healthdata.org publica el análisis del Institute for Health Metrics and Evaluation de la University of Washington sobre México que nos indica no sólo no habrá aplanamiento de la curva, sino que en su proyección, estará en ascenso la enfermedad, y para el 1 de diciembre habrán muerto 118,810 personas por el covid-19; ante estos datos, insisto, urge atender las recomendaciones de la OMS para salvar vidas, se realicen pruebas para la detección de zonas de mayor contagio y se tomen medidas para contener la enfermedad a partir de identificar a quienes son asintomáticos.
La gente poco a poco va comprobando lo erróneo de las decisiones del Presidente. Por desgracia para el país, todo lo que nos presentan es como si estuvieran haciendo lo suficiente, y la verdad, sobre López-Gatell, ya da la impresión que en sus conferencias hay un tufo de cinismo.
Defensora de Derechos Humanos
Artículo publicado el 10 de agosto de 2020 en El Sol de México