Por Antonio Medina Trejo
Durante su conferencia de prensa matutina del miércoles 17 de junio, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que desconocía la existencia del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) —el cual es un organismo público sectorizado a la Secretaría de Gobernación— y que apenas el día anterior se había enterado de su existencia por un escándalo suscitado en redes sociales.
Resulta oportuno recordar que el propio tabasqueño, en su calidad de jefe del Ejecutivo Federal, el 17 de mayo del año pasado presentó en su conferencia de prensa a quien era todavía la presidenta de dicho organismo, Alexandra Haas, y estaba ahí para hablar acerca de la discriminación hacia las personas que tenemos una orientación sexual o identidad de género distinta de la que reconoce el conservadurismo social.
Posteriormente, el 19 de noviembre, la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, anunció que López Obrador había designado a Mónica Maccise Duayhe como nueva presidenta del Conapred, para un periodo de cuatro años. Los alagos a la nueva funcionaria federal por su probada trayectoria como defensora de los derechos humanos resonaron fuerte en Palacio Nacional.
Durante su campaña en la búsqueda de la Presidencia de la República, el entonces aspirante a desempeñar la máxima responsabilidad política del país decía, de manera reiterativa, que se comprometía a «no robar, no mentir y no traicionar al pueblo», si resultaba ganador en la contienda electoral del 1 de julio de 2018. Ante los hechos, al afirmar, ya como presidente, que desconocía la existencia del Conapred, resulta evidente que está incumpliendo con su promesa de no mentir.
El Conapred fue instituido hace 17 años, durante el gobierno de Vicente Fox Quesada, y constituye un valioso legado del activismo social que encabezó don Gilberto Rincón Gallardo, primer presidente de dicho organismo y un hombre que dejó un gran ejemplo de lucha social, integridad, honestidad y congruencia.
En el movimiento social de la diversidad sexual en México conocemos de manera directa y por experiencia propia la enorme utilidad práctica del Conapred para avanzar hacia una sociedad más incluyente. Son múltiples los convenios logrados por activistas y organizaciones ciudadanas con la intermediación de ese organismo ante empresas y personajes de la vida pública de México, lo cual ha derivado en una convivencia social más respetuosa, incluyente y libre de prejuicios en torno a las diferencias.
Un caso emblemático fue el convenio logrado en el año 2006 por el activista y comunicador Sergio Villarreal con el entonces director del popular diario La Prensa de la Ciudad de México, Mauricio Ortega Camberos, que fue posible gracias a la intervención del Conapred y la participación entusiasta de integrantes del movimiento de la diversidad sexual que realizaron activismo colectivo por internet cuando eso todavía era una práctica inusual en nuestro país.
En esa histórica acción, dicho medio de comunicación, a través de su representante, demostró voluntad de apertura y se comprometió a utilizar un lenguaje respetuoso de la orientación sexual y la identidad de género de las personas en sus contenidos periodísticos, dando fin a su acostumbrada práctica de usar términos peyorativos y denigrantes por más de 70 años.
Esa experiencia sirvió de base para que años después, quien esto escribe, junto con el periodista Gabriel Gutiérrez, denunciaramos a varios medios de estados como Aguascalientes, Veracruz, Chiapas, Tamaulipas, Nuevo León y Guerrero o televisoras como Televisa, que usaban expresiones homofóbicas en su información, estigmatizando a las personas homosexuales y trans.
Las quejas constantes en Conapred de nuestra parte se convirtieron en algo común y en llamados de atención fuertes y contundentes por parte de Conapred hacia los medios señalados de discriminadores, por lo que en 2009 dicho organismo nos nombró, junto al comunicador Carlos Puig, como Embajadores contra la Discriminación en los Medios, un cargo honorario que nos permitió seguir sensibilizando a periodistas, editores, jefes de información y fotógrafos.
El arduo trabajo de Conapred desde su fundación para incidir en el imaginario social no se ha limitado a elaborar la Ley para Prevenir y Eliminar la Discriminación en México, que es un gran aporte, sino que ha generado un gran cúmulo de materiales didácticos y teóricos, además de encuenstas e invesitgaciones de gran calidad en sus contenidos, que hoy por hoy son un referente obligado para periodistas, investigadores e investigadoras, instituciones públicas, tesistas, además de niños, niñas y jóvenes que recurren a su biblioteca física o virtual para hecer tareas referentes a la no discriminación.
Ante lo que significa el Conapred, con sus aportes y su historia, cuando López Obrador afirma que no sabía de su existencia, además de un desdén hacia dicho organismo, lo es también para el amplio movimiento que lucha por una sociedad libre de discriminación, constituido por activistas y organizaciones de una gran diversidad de causas y sectores de la población.
Como todo organismo público, por supuesto que presenta aspectos susceptibles de ser mejorados desde su normatividad, como la necesidad de que sus determinaciones sean punitivas. Al respecto, Arturo Díaz Betancourt, un activista clave en la construcción de ese proyecto desde sociedad civil, decía que el Conapred debería tener dientes y garras para funcionar mejor.
Para ello resulta viable el diálogo abierto del Poder Legislativo con la sociedad civil organizada y personas expertas en la materia, pero desconocer de manera pública la existencia del Conapred constituye una postura que, lejos de sumar, divide y polariza a la sociedad.
Algo que López Obrador insiste en realizar, olvidándose que la campaña electoral terminó hace ya dos años y lo que requiere México en este momento histórico es un Jefe de Estado con sensibilidad social auténtica, que sea responsable de sus acciones y consciente de las consecuencias de sus palabras.
Antes de enviar este artículo al mi editor de Big Bang, se informó en algunos medios de comunicación que la maestra Mónica Maccise decidió renunciar. Hoy esa institución del Estado mexicano está vulnerable al acoso gubernamental y al autoritarismo de presidente que no entiende que no entiende.
Total apoyo a quienes siguen en la institución y ojalá su Consejo Consultivo, que tiene a grandes luchadores y luchadoras sociales, tengan una postura contundente por la violencia de López Obrador en contra de esta institución que todos los días se esfuerza por construir un México sin discriminación.
Estoy seguro que muchos sectores sociales defenderán al Conapred con toda la fuerza de sus convicciones por una sociedad más justa e incluyente.
@antoniomedina41