Por ISAÍAS VILLA GONZÁLEZ
Consejero Nacional del PRD
Con sus desplantes autoritarios, manejo irresponsable de la pandemia y sus pésimos resultados en economía, seguridad y combate a la corrupción, el presidente AMLO está desprestigiando a la “izquierda”, posición política indispensable ante la pobreza y exclusión subsistentes en el mundo y en México. Está además desaprovechando un capital político que posibilitaba un cambio profundo, pero ordenado. Lo peligrosos es que el péndulo puede irse al otro lado, a la extrema derecha, como en Brasil, a causa del desencanto de la autonombrada 4T.
Por eso es fundamental precisar que AMLO y su gobierno no son de izquierda, sino un populismo conservador y autoritario, basado en un capitalismo de cuates. Una restauración del viejo priísmo presidencialista, corporativo y populachero, de las décadas de los 70´s.
Norberto Bobbio nos recuerda que el principio que distingue a la izquierda de la derecha es su compromiso con la igualdad; y que existen moderados y extremistas en ambas, distinguidos por sus posiciones respecto a la libertad. Ello vale para doctrinas, partidos, gobiernos y movimientos. Es así que experiencias igualitaristas basadas en el autoritarismo, terminaron en dictaduras perniciosas para las mayorías, como el caso de la exURSS. En los años recientes, ante la crisis del estado de bienestar en Europa, y la embestida del neoliberalismo contra el estado nacional y sus instituciones democráticas, ha resurgido el neopopulismo, de izquierda y de derecha, en el mundo: ahí están Trump, Putin… y AMLO.
Pese a su retórica, AMLO en materia económica impulsa un “capitalismo de cuates”: su gobierno otorgó 79% de los Contratos durante 2019 por adjudicaciones directas, 8% por invitación restringida y solo 13% por licitación pública. Son escandalosos los negocios otorgados a Ricardo Salinas Pliego y León Manuel Bartlett, entre otros. Su primer secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, renunció denunciando presiones de Alfonso Romo para colocar funcionarios que facilitaran esas relaciones.
La austeridad como restricción del gasto público, despido de personal y reducción de percepciones; la liquidación de políticas públicas sociales, como el seguro popular y las redes de apoyo a las mujeres; la liberalización del sistema financiero y las tasas de interés; el pago puntual de la deuda externa; son típicas medidas neoliberales contempladas en el llamado Consenso de Washington, que el gobierno de AMLO lleva a cabo.
La izquierda socialdemócrata en México creemos en el Estado rector, que facilite la libre empresa no monopólica, creadora de empleos con salarios dignos y protección social. Y en un “piso básico” social en educación, salud y vivienda, regulado y no clientelar, a partir del cual las personas se esfuercen para prosperar.
AMLO no cree en las instituciones democráticas y órganos autónomos, en la separación y contrapeso de los poderes, ni en la libertad de expresión. En la izquierda aprendimos el valor de la democracia, de la República y sus instituciones, de las reformas legislativas y políticas públicas como transformadoras de fondo.
Pero donde más se exhibe como conservador AMLO es respecto a los derechos humanos y las libertades. Ataca al Estado laico y menosprecia el conocimiento científico; postula el pensamiento único y relaciones sociales regidas por una cartilla moral; se justifica queriendo someter los derechos y libertades de mujeres y diversidad sexual a consulta pública. En resumen, exhibe un pensamiento abiertamente de derecha.
La izquierda democrática creemos en el estado laico, en el uso de la ciencia y la razón para dirimir asuntos públicos, respetando las creencias privadas. Estamos por el avance de derechos y libertades, y contra todo tipo de discriminación y violencia contra las mujeres, la diversidad sexual, los discapacitados, las etnias y los migrantes.
Creemos en el ejercicio de la política como diálogo entre los diferentes, como procesamiento y construcción de acuerdos por el bien del país. En virtud de lo que ocurre en el mundo y en México, buscamos el acercamiento entre las fuerzas de centro-izquierda moderada, entre liberales y socialdemócratas, entendiendo los retos de la globalización. En México las ideas y fuerzas de izquierda democrática subsistimos en la academia, los sectores intelectual, cultural, empresarial, en la sociedad civil y algunas de sus organizaciones, abiertamente en los partidos PRD y MC, un poco más embozados en Morena y el PRI. Lo más sensato es seguir construyendo puentes y propuestas, acumulando fuerzas con un programa alternativos que eviten la consolidación del despotismo autoritario, populista y conservador de AMLO y su 4T.
*Este artículo fue originalmente publicado en @ElArsenalmx.