Pantalla Chica
Por Pablo Gómez Saenz
La televisión, e incluso el cine empezaron a perder público paulatinamente. La competencia de las plataformas era simplemente arrolladora. Ver a varios miembros de una familia, de diversas clases sociales, reunidos alrededor de un televisor se volvió casi exclusivo de los eventos deportivos.
El declive y luego desaparición de franquicias y locales de alquiler de películas fue otro golpe colateral al consumo tradicional de contenidos en las pantallas chicas.
Ver series y películas por internet se ha vuelto mucho más alcanzable y dinámico. Lo que se require es pagar una cuota mensual que a la fecha es bastante accessible. Empieza a haber competencia con el mismo esquema de mercado de cuota mensual.
Ahora bien, ¿que tal está el menú que ofrecen las diferentes plataformas? El contenido debería ser el que definiera tendencias, gustos y opciones.
Es así en cierto sentido, pero también es verdad que predomina, de una manera muy importante, el nivel comercial o no de la obra. Es decir, hay una tendencia marcada por el consumo de series y películas de acción. Lo que también es cierto y no contradice lo anterior, es que el abánico de gustos y predilecciones es muy amplio. La oferta abarca diversos géneros narrativos.
Hay que reconocer que la propuesta de contenidos de ficción es al día de hoy bastante abundante. Si uno compara lo que se veía en la television hace diez o veinte años, a lo que se ve ahora en las plataformas, existen años luz de distancia en calidad y contenido. Ha habido un avance asombroso.
Y como el negocio les ha funcionado muy bien algunas plataformas realizan producciones con mucho presupuesto.
En particular Netflix. Esta plataforma puede presumir series verdaderamente espectaculares. Sin olvidar el sentido del mercado y actuar como una empresa cuyo objetivo es llegar al consumidor, y ampliar esa base clientelar, Netflix también apostó por la calidad. Han sabido actuar con inteligencia y con una consideración al espectador que antes no existía en la television.
La gente lo agradece con millones de suscripciones en la friolera de 190 países. Netflix participa en la producción de obras audiovisuals de su propio sello y en la distribución de contenidos producidos por multiples empresas de diferentes nacionalidades. Ese ha sido otro gran acierto: ofrecerle al espectador un menú internacional, es decir, contenidos de muchos países.
Evidentemente es ahora un acaparador de mercados con un sello estadounidense que no se puede sacudir. Pero la competencia empuja. Ya hablaremos de eso.