Por Michelle Ponce de León
Es común en estos días de encierro leer en publicaciones de redes sociales el grito de auxilio para poder volver a tener una vida “normal”, a la que todos estábamos acostumbrados a principios de este año. Debido a la pandemia tuvimos que reorganizar actividades que por lo general constaba de interactuar con otras personas. Hemos cambiado la forma de expresar las emociones, nuestras ideas, la forma en canalizar nuestros mensajes y que nuestros receptores supongan o den por hecho algo que quizá no fue nuestro principal objetivo.
Como si no tuviéramos otras cosas en que preocuparnos, ahora se interponen con un grado de mayor dificultad, el impedimento de poder salir a la calle por seguridad tuya y de las demás personas nos hace reaccionar a enfrentar esos problemas, no solo es mantenerse en casa con las medidas de prevención que ya sabemos, es la incertidumbre de no saber qué va a pasar a mediano plazo y el tan aclamado, ¿Cuándo va a pasar todo esto?
Estoy escribiendo esto como una forma de decirles que debemos de ser capaces de adaptarnos en la medida de lo posible a seguir con nuestras vidas con los recursos que tenemos a nuestro alcance. Por supuesto sé que no todos tenemos los mismos problemas tanto económicos, personales, familiares o emocionales, no es un discurso de coaching ni estoy diciendo que con optimismo todo saldrá de una mejor manera.
Recordemos que la desinformación en estos días es el pan de cada día, no deberíamos de centrar toda nuestra atención en noticias de cómo han aumentado los casos o las fases del desconfinamiento o con pensamientos que solo hacen que nos desgastemos y nos desmotivemos.
Estar con más de una persona en una misma casa por más de un mes es complicado y si hay presencia de menores requerirá de un mayor esfuerzo, muchas personas están acostumbradas a un ritmo más acelerado o más lento y esto podría causar mayor estrés o frustración. Alternemos lo que hacemos a lo largo de la semana, es lógico que pasar todo el tiempo consumiendo contenido en streaming hará que en algún momento te aburras de aburrirte.
Además de aceptar esta situación, considero que nos hará más tolerantes o nos manejaremos mucho mejor ante peores situaciones. No perdamos concentración, esto solo hará que nuestra mente esté dividida entre varias cosas y al final del día no concretemos nada más que preocupación.
En conclusión, no dejemos que nuestra mente esté hibernando y desgastándose en suposiciones sin sentido. El no salir, dormir mal, perder el sentido de los días, estar desolados, entre muchas otras cosas son esenciales para tener una buena calidad de vida, pero recordemos que todos estamos en esto, así que dependerá de cada uno en cómo lo podamos readaptar.