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domingo, noviembre 24, 2024

Ser Mujer, Pobre y Vivir con VIH en México es una Triple Condena

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La desigualdad de género en México es para las mujeres un factor social y cultural determinante en diferentes etapas de su vida, sin duda alguna en la actualidad como sociedad estamos a años luz de erradicar dentro de nuestra cultura el rezago que existe en comparación con los hombres en cuanto a la igualdad de oportunidades. Esto se traduce y se refleja en desigualdad educativa y económica que tiene que ver con el acceso a la información a la cual están sometidas las mujeres. Sin duda alguna es el camino que generan los contextos de violencia en los cuales las mujeres en México y en el mundo crecen y se desarrollan día con día.

Existen diferentes estudios que han demostrado que los factores anteriormente planteados se traducen a una violación generalizada de los derechos de las mujeres y estos a su vez son en serie los factores determinantes que acrecienta el riesgo de transmisión del VIH. Existen indicadores donde se muestra que el mayor porcentaje de mujeres con un diagnóstico VIH positivo se encuentran en Estados como Chiapas, Guerrero, Veracruz, Oaxaca y Tabasco, sin duda alguna Estados donde los niveles de pobreza siguen aumentando, donde las mujeres tienen un nivel educativo más deficiente en comparación con las cifras educativas en otros estados de la República. Si bien el VIH no hace diferencia entre clase alta, media, baja, religión, sexo o cualquier otra condición si existen entornos con características específicas donde tener un diagnóstico VIH positivo tiene que ver con factores de pobreza, de acceso a la información y donde la sociedad por ignorancia todavía en el 2020 cree que ser VIH positivo es sinónimo de palabras como  puta, yonki o maricón. 

Sin embargo el entorno en el que viven estas mujeres diagnosticadas con VIH se traduce en distintos focos de atención que las lleva a una zona de vulnerabilidad social teniendo en cuenta que en dichos contextos existen mayores dificultades para el uso del condón debido a la estigmatización que existe sobre el mismo, a las condiciones de pobreza y a la violencia psicológica que ejercen los hombres sobre las mujeres cuando estas hacen mención sobre está medida para evitar alguna enfermedad de transmisión sexual o incluso llegan a nulificar la decisión de la mujer sobre el uso del condón en una medida de poder y autoridad sobre ellas, sus cuerpos y sus decisiones.

En México el 90 % de las mujeres que viven con VIH fueron infectadas por sus parejas estables, en la mayoría de los casos por parejas heterosexuales donde los hombres mantuvieron relaciones sexuales con otras mujeres y en algunos casos con otros hombres. Lo anterior tiene su origen en un fenómeno cultural y social que tiene que ver con el concepto del amor en el sentido tradicional, donde se da por entendido un acuerdo de manera tácita respecto a la fidelidad y la monogamia en el cual las mujeres asumen que su pareja sexual y afectiva no mantendrán contacto sexual con otras personas.

Las violaciones en el acto sexual dentro de las parejas es otro factor donde la mayoría de las veces las relaciones sexuales sin consentimiento del otro ni siquiera se concibe en el seno de la relación de pareja como una violación. Existe la cultura social donde los hombres creen que sus parejas tienen la obligación de satisfacerles, la violación en la pareja es una cadena de otro tipo de violencias ya sea de tipo física, psicología y social. En esta entorno del más fuerte contra el más débil dentro de las parejas sexo afectivas no se concibe que la violación ocurre cuando uno de los dos no quiere y la otra persona le obliga de tal manera que se debe tener claro que mantener relaciones sexuales con tu pareja no es un deber ni una obligación sino un acto de consenso.

La desigualdad de género también impide a las mujeres que tengan fácil acceso a la información lo cual tiene como resultado el desconocimiento del VIH en un contexto de una educación deficiente en este sentido y que desemboca a un diagnóstico en mujeres que en primera instancia no saben si quiera que es el VIH y en su conciencia no existe por que su realidad más próxima siempre ha sido que no deben ocuparse de su salud sexual ya que mantienen relaciones monógamas donde el constructo social es que la infidelidad no se genera en su entorno de tal manera que ante un diagnóstico VIH positivo el estigma y la exclusión son consecuencia de una serie de factores que tienen su origen en la desigualdad de género, en todo lo que esto significa y llega a impactar de manera directa en la vida de las mujeres en México. Por lo cual el estado mexicano tiene que ir con paso firme en generar las políticas públicas, medidas jurídicas  y el sistema educativo mexicano deberá adaptarse a las nuevas realidades que exige nuestro país impartiendo una educación sexual de calidad donde se evite educar a través del estigma, la discriminación y la exclusión adoptando medidas que coadyuven para que las mujeres en México tengan condiciones óptimas que impidan que las mujeres sean sujetos de desigualdad por el sólo hecho de ser mujeres.

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