Quisiera poder saber cuál fue la primera canción que escuché en mi vida, sería interesante ¿no?, ¿qué emociones habré sentido?, ¿me habrá gustado o habré llorado por lo terrible que fue? Me gustaría que todos tuviéramos muy presente ese dato, algo así como el tipo de sangre.
Hace unas semanas escuché “Always” de Bon Jovi y “la del barco” (“The Unforgiven” «así la ubicaba») de Metallica. Son las dos canciones que recuerdo en mi vida porque realmente me gustaba escucharlas, no le pedía a mi tío mayor información al respecto, primero porque a esa edad no era algo que, para empezar, ni entendería, ni me importaba; para ser más específico, ni siquiera pedía que sonara una vez más, solo me gustaba escucharlas otra vez por pura casualidad.
A una de mis mejores amigas este texto le estaría importando lo mismo que a mí me importa predicar o ser parte de alguna religión. Ella podría vivir fácilmente sin escuchar música un día, una semana o sin dudarlo podría decir que, hasta uno, dos años o más y su vida tendría el mismo sentido. Con decirles que cuando empezábamos a ser amigos, yo olvidé mis audífonos, le pedí los suyos y me los prestó sin mayor inconveniente, y para colmo, al día siguiente se los entregué sin que se escuchara el del lado derecho. No hubo tanta inquietud como la que yo hubiera hecho en caso de haber estado en su lugar. Es de las personas que más admiro por su capacidad de análisis y organización y en ocasiones le he comentado, ¿cómo es posible que no te importe lo que suena a tu alrededor? No me canso de recomendarle lo que yo creo que le podría agradar y lo guarda en un cajón invisible de cosas que jamás escuchará, lo sé, lo acepta cínicamente y aun así lo sigo intentando.
Hace aproximadamente unos cuatro años iba caminando con la persona que en aquel entonces tenía una relación sentimental, eran como las 12:30 AM, caminábamos por Álvaro Obregón, aquí en la Ciudad de México. En el lugar que decidimos quedarnos a cenar, en el clímax de la conversación y en medio de lo mejor que estábamos pasando pusieron una canción que cursimente yo le había dedicado (“Know How” de Kings of Convenience) me hizo sentir muy bien porque de las mejores sensaciones que puedo tener es una canción que suene de manera imprevista, con una gran compañía y compartiendo el mismo gusto al escucharla, compartamos sanación, a nadie le hace daño, a todos nos cae bien.