De amor y otr@s demoni@s
Por Alma Arámbula Reyes
Hemos encontrado en esta cuarentena, cifras al alza, para decirnos que el encierro está generando daño; que muchas mujeres, personas de la tercera edad e infantes viven y duermen con el enemigo. Aunado a lo anterior, la ansiedad, la falta de empleo y estrés que puede provocar ansiedad, neurosis, un encierro como en el que nos encontramos en estos días, está exhibiendo violencia. La violencia no es exclusiva para gente con pocos, medios o grandes recursos, porque loa maltratos, golpes, violaciones y hasta la muerte nos rondan y están presentes en esta sociedad. Y toda esta condición es agravada por la falta de saneamiento mental y, sobre todo, de nuestra deplorable educación.
Pero existe ya un nuevo concepto que está evolucionando las conciencias Masculinas: Masculinidades Género-Sensibles. Este cambio de conciencia, que se está generando desde el 2009, radica en estrategias que permiten hacer una profunda reflexión sobre los roles ya señalados que según la sociedad deben de realizar hombres y mujeres. Sostienen que estos roles y etiquetas que ya están ahora establecidas se han marcado muy claramente durante siglos. Son ataduras que han perseguido a las mujeres durante años.
Ellos, Masculinidades Género-Sensibles, se están dirigiendo a nuevos pensamientos. Se dirigen a aquello hombres que gustan de hacer deconstrucción de pensamiento sobre determinados temas: Derechos Humanos, Igualdad, roles de educación y crianza entre otros. Con ellos están logrando responsabilidades compartidas, están generando, masculinidades positivas.
Con este movimiento, el rol de los hombres está cambiando. Varios países en América Latina se han unido al tener nuevas capacitaciones ante sus Ministerios de educación y de cultura, como son Colombia, ante el personal de escuelas y docentes. En México existen partidos políticos que, en su formación sobre esta rama, va generando conciencia, promoviendo relaciones de igualdad y respeto.
El cambiar de chip, como se dice de manera coloquial, es para estos nuevos Hombres un reto. Pero un reto que las mujeres tenemos que acompañar y, sobre todo, seguir muy de cerca. Ese cambio de roles sobre todo en las parejas jóvenes ha provocado una seria reflexión sobre el papel de cada uno, se ha comenzado a profundizar y reflexionar sobre el tema. Estos hombres que acompañan actúan y por supuesto generan proactividad en las labores simples de una casa, de una familia, en áreas laborales, logran así transversalidad.
Estas nuevas masculinidades se detectan por un pensamiento nuevo y fresco ante patrones ya establecidos desde antaño. Los encontramos en la vida cotidiana: aquel padre que se encarga también de la crianza y educación de los hijos e hijas, del acompañamiento escolar en tareas y deja de ser solo el proveedor del hogar, para inmiscuirse en tareas y administración de un hogar. Los encontramos en labores profesionales acompañando compromisos colectivos, que generan de manera horizontal, la toma de decisiones y sobre todo, en el empoderamiento de sus compañeras. Ellos construyen así, día con día, nuevas formas de pensar y de actuar.
Llegar con estos cambios de aprendizaje para los hombres, no es una tarea sencilla, sobre todo porque es un tema sumamente polémico. ¿Se imaginan, a un hombre llegar con otro hombre y que le diga que “lavar los trastes no es exclusivo de la mujer”, o “el cuidado de los hijos no es exclusivo de la madre”? Hacerles saber que existen trabajos que, si puede realizar e invitarlo a la reflexión, no es tema agradable, pero por supuesto no es imposible. Con ello, estos cambios, intentan una serie de estrategias dirigidas a visibilizar temas tan cotidianos, en acciones sociales. La importancia de tener estas estrategia también es entregarles herramientas que les permitan entender la importancia de actuar colectivamente, y por supuesto en el discurso de lograr nuevas masculinidades, siempre es mejor escucharlo de un hombre.
De hombre a hombre, de aquel que genera una empatía absoluta, donde el propósito central de generar cambios de pensamiento tan estructurados como lo es el machismo, para detener la violencia que viven miles de mujeres.
La violencia es una violación a los Derechos Humanos, y debería ser tratada con mucho ahincó por los gobiernos, generando políticas públicas siempre orientadas a la equidad de género. La consigna es que, desde la educación temprana, se genere conciencia de que ningún ser humano está por encima de otro, enseñando a los niños y niñas que no debe existir desigualdad ni inequidad entre hombres y mujeres.
La construcción de masculinidades alternativas está sucediendo, y ya no se detendrá. Es un nuevo enfoque que nuestros compañeros están activando en esta sociedad, para generar cambios individuales y colectivos. Los cambios de pensamiento sobre derechos humanos, culturales y sobre todo roles sociales, están ya en movimiento, y fortalecen la conciencia crítica. Insisto, sigámoslos muy de cerca.
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