Pantalla Chica
Por Pablo Gómez-Sáenz
En la entrega anterior habíamos comentado el éxito sin paralelo de las narconovelas y/o narcoseries, en comparación con otros contenidos de ficción. Ahora bien, ¿son buenas series?,¿son historias de calidad?,¿son historias bien estructuradas y profundas?, ¿los personajes son interesantes y creíbles?, ¿los conflictos que aparecen en la narración son complejos y tienen movimiento? Es difícil responder afirmativamente a estas preguntas.
Creo que pocos argumentos recurren a fórmulas tan acartonadas, construidas de manera caricaturesca, y aplicables a casi todas las historias como el género de la narconovela. Si, es un formulario de relaciones entre personajes, situaciones que van sucediendo y tonos actorales que se aplican de manera indiscriminada de una serie y/o novela a otra.
Todo gira alrededor de un personaje avasallador, cruel y tiránico ; un personaje cuyas acciones y relaciones se basan en el ejercicio del poder y el deleite que esto le produce. Siempre plano, siempre en el mismo tono narrativo y actoral. Alrededor de él muchos otros personajes secundarios con poco que rescatar. El perfil de todos es pobre, y es así porque todos caminan bajo la sombra del principal, del capo.
También sucede que la naturaleza de los diversos personajes y desde luego la del protagónico son inamovibles. No es una naturaleza oscilante, con grises y matices. Es maniquea, hueca.
Lo que efectivamente si se genera entre el personaje principal y cierta audiencia es un proceso muy eficiente de identificación. Un porcentaje altísimo de los fieles seguidores del capo se identifican con él, y algunos incluso quisieran ser “el jefe supremo”. En su mayoría jóvenes y niños.
Es un importante y complicado reto tartar de analizar, de desmenuzar y entender, sin esquemas fáciles la razón y las consecuencias del triunfo ideológico y económico de la narconovela. Hay material para antropólogos, psicoanalístas, sociólogos, comunicólogos, etc.
Por esta rigidez narrativa y por la aplicación forzada de formulas discursivas los diálogos también padecen un agotamiento apresurado.
De ninguna manera con estas ideas se pretende aislar el tema del narcotráfico de algún relato que se esté contando; es un fenómeno que tiene un lugar muy importante en los acontecimientos en cualquier país en todo el mundo. Y por supuesto toda la cadena de relaciones personales y financieras que deriven de este.
Con la narrativa mexicana que existe sí es una lástima que el narcotráfico sea hoy el eje temático repetido hasta el agotamiento en los productos de ficción, sobretodo vía internet.
No es necesario ser un conservador para establecer que es una desgracia el éxito de la narconovela, habiendo tanto que contar.