Por Guillermo Cejudo Aparicio
El COVID-19 o conocido simplemente como ‘coronavirus’, detectado por vez primera en Wuhan (China) desde diciembre del 2019, inició como una simple alerta de la que todos nos cuestionábamos su amenaza y alcance, evolucionando a una pandemia, con mejores análisis médicos, contingencias, tratados, hemos comprendido mejor a ésta infección. Una de las maneras para su control han sido las cuarentenas, algunas han terminado, otras apenas comienzan, ¿cómo las personas están preparadas para lo inesperado? ¿Cómo aislarse parcialmente en una era donde ser ‘social’ y los medios de comunicación te envuelven quieras o no?
Los medios electrónicos nos conectan con cualquier humano, desde un familiar hasta un desconocido hasta el otro lado del mundo. Las redes sociales se han convertido hoy en el pan de cada día de millones de usuarios que aún va en aumento, donde los internautas buscan ‘compartir’ cualquier aspecto de su vida, pero ¿realmente se busca compartir o es el mismo reflejo de nuestro egoísmo y la búsqueda de esa atención que no podemos completar por si mismos?
Hoy en día es un secreto a voces que los momentos que queremos compartir podrán verse glamurosos una vez publicados, pero en el momento que fueron retratados todo era un poco más aburrido de lo que realmente aparentaba, así como también se ha generado una preocupación subconsciente de grabar todo en una fotografía/video que vivir el momento.
Las redes sociales no nos han convertido en esto, son unas grandes herramientas con el poder de elevar el conocimiento a un punto que no exisitía antes. La humanidad siempre ha pasado por situaciones similares, pero debido a la manera en que nos exponemos hoy al mundo hace que todo sea aún más visible, la búsqueda del reconocimiento mundial es algo que se ha buscado por cada época, la diferencia es reconocer entre la obsesión o averiguar el camino correcto a ser reconocido.
La salud mental es algo que hoy en día todavía nos parece ajena, sin importancia, la verdad es que es de suma importancia, ya que es un desencadenante de actitudes que nos enferman, tanto en actitudes y físicamente que nos frenan en nuestra existencia. A pesar de que han existido campañas por parte del gobierno mexicano para fomentar el hábito de éste cuidado, aún siguen muy irrelevantes.
Parménides decía que el camino que inicia en el saber se recorre solo, y el Zaratustra de Nietzsche, al igual que Jesús, se retiraron sendos años al desierto, para dedicarse a escuchar la voz de su corazón.
Estar en soledad parcial o total podría ser el mejor momento para replantearnos nuestras decisiones, crecer como humanos, para ser mejores, para enmendar nuestros errores, para meditar nuestra forma de ver al mundo y ofrecernos a nosotros mismos la mejor versión de nosotros.