Las medidas de mitigación que tomen los gobiernos del mundo por el Coronavirus (COVID-19) deben incorporar la perspectiva de género para garantizar atención a víctimas de violencia, salud universal para todas las mujeres y acciones para evitar aumento de los trabajos de cuidado, coincidieron el Comité de Expertas de la Convención de Belém do Pará y la Secretaria Ejecutiva de la Comisión Interamericana de Mujeres (CIM) de la Organización de los Estados Americanos (OEA).
Luego de que 159 países en el mundo registraran casos de coronavirus, el Comité de Expertas para el seguimiento de la Convención de Belém do Pará (un instrumento internacional cuyo fin es erradicar la violencia contra las mujeres) solicitó a través de un comunicado a los gobiernos de esos países incorporar la perspectiva de género en las medidas de mitigación que tomen por el llamado COVID-19.
Este Comité –del que México forma parte a través de su representante Mónica Soto Fregoso– destacó que muchas de las medidas que los gobiernos están tomando para mitigar las consecuencias del COVID-19 pueden tener un efecto desproporcionado en relación con las mujeres y las niñas, y, en algunos casos, pueden exacerbar la violencia en su contra.
El Comité de Expertas es un órgano técnico integrado por mujeres expertas independientes, designadas por cada uno de los Estados parte, cuyo objetivo es el análisis y evaluación del proceso de implementación de la Convención Belém do Pará, adoptada en 1994 para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujeres.
Este grupo de expertas enlistó una serie de medidas encaminadas a garantizar atención a mujeres que enfrenten violencia en el hogar durante la cuarentena; coadyuvar en las tareas de cuidado de personas adultas mayores, enfermas y niñez; y garantizar acceso a la salud y vida digna a las mujeres.
El Comité observó que el aislamiento forzoso que conllevan las cuarentenas enfrenta a las mujeres a un riesgo muy alto de que se extreme la violencia en el ámbito del hogar, por ello, llamó a los gobiernos a establecer albergues y refugios dignos en los que las mujeres, sus hijas e hijos, las y los adultos mayores y cualquier otra persona en riesgo de vivir violencia puedan acceder durante las cuarentenas que sean establecidas para la mitigación del COVID-19.
También pidió facilitar y difundir los medios para denunciar esta violencia a través, por ejemplo, de mensajes de texto, de páginas de internet o de estrategias en las farmacias, supermercados o cualquier otro establecimiento a los que sí se pueda acceder en caso de cuarentena o que no ponga en riesgo a la mujer al ser vista o escuchada por sus victimarios.
Y recomendó activar células de reacción inmediata para atender eficazmente las denuncias y los casos de violencia de género; fortalecer las medidas de protección para las mujeres y niñas en riesgo; evitar la venta de alcohol, drogas, armas y cualquier otro detonante de la violencia de género durante los periodos de aislamiento; y se mantengan activas todas las acciones y servicios necesarios para prevenir, atender, juzgar y sancionar la violencia contra las mujeres y las niñas.
En el tema de los cuidados, el Comité solicitó a los Estados establecer medidas para el cuidado de las personas que se encuentren a cargo de las personas infectadas por el COVID-19; y contar con políticas dentro de las empresas, instituciones y organizaciones para que las mujeres y los hombres puedan hacerse cargo de sus hijas e hijos a partir del cierre de escuelas sin que esto afecte sus prestaciones o derechos laborales.
Las expertas también sugirieron que quienes tengan a cargo el cuidado de otras personas puedan contar con políticas flexibles para atenderles sin afectar su estabilidad en el empleo o sus prestaciones laborales; y que, en caso de que se decrete una cuarentena generalizada, se generen planes de contingencia para que las labores que realizan las mujeres a cargo el cuidado de otras personas puedan ser subsumidos por otras personas sin que esto afecte su ingreso o sus derechos laborales.
Asimismo, el Comité pidió a los gobiernos asegurar el cuidado de las personas que no han podido ser atendidas por quienes están a su cargo por la imposición de restricciones a la movilidad u otras relacionadas con las medidas tomadas para la prevención del COVID-19.
Para el acceso universal a la salud y la vida digna, el Comité solicitó que se lleven a cabo medidas para que, sin importar las condiciones laborales, estatus migratorio o cualquier otra categoría, las mujeres y las niñas puedan acceder a los servicios de salud y sean atendidas de manera integral, sin que sea considerado para acciones de deportación o alguna otra que les impida, por miedo, atender su salud.
El Comité también llamó a generar esquemas de pagos únicos por causa de fuerza mayor en las instituciones, organizaciones y empresas que no formen parte del salario cotidiano para que las familias puedan enfrentar el aislamiento sin que se vean afectados sus derechos mínimos a la alimentación, a la salud y a la vida digna, entre otros; así como subsidios por parte de los gobiernos para las mujeres y hombres que trabajan en la informalidad o que su sustento dependa de la reactivación de la economía.
En este mismo sentido, la Secretaria Ejecutiva de la Comisión Interamericana de Mujeres (CIM) de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Alejandra Mora Mora, envió un comunicado a la opinión pública en el que pide tomar medidas para minimizar el impacto económico de las mujeres en la informalidad, sobre todo cuando son jefas de familias monoparentales y dejan de percibir ingresos o deben dedicarse al cuidado de sus hijas e hijos por el cierre de los centros educativos.
“En tiempos de COVID-19, del trabajo en la casa, del aumento de los tiempos de convivencia y de incertidumbres y miedos, ¿qué pasa con las mujeres víctimas de violencia que deben enfrentarse a quienes las agreden a tiempo completo? ¿cómo garantizamos la seguridad de las mujeres y niñas en tiempos de cuarentena y aislamiento domiciliario? ¿qué impactos tendrá para las mujeres víctimas de violencia estar confinadas en la casa, cuando es el lugar más peligroso para las víctimas de violencia? (…)
¿pueden las mujeres conciliar el teletrabajo con el cuidado?, ¿qué pasa con la económica informal, cuando un alto número de mujeres están ubicadas en el sector de servicios o en la economía del cuidado y ganan por cada trabajo que hacen? ¿qué pasa con las que deben desempeñar en paralelo el trabajo productivo y reproductivo? ¿cómo incorporar a los hombres en la corresponsabilidad del cuidado?, cuestionó Mora Mora.
CIMac