La OMM (Organización Meteorológica Mundial) ha presentado el informe final sobre el estado del clima mundial en 2019, que confirma que los impactos y señales del cambio climático no son precisamente favorecedores, además de que van en aumento.
Ante la reciente pandemia y el pánico que desato el Covid-19 por todo el mundo, dejamos de lado el tema del clima, una problemática que en los últimos meses ha azotado a Colombia, Brasil, México y Nicaragua, con la epidemia mortal de dengue; la pérdida de hasta el 70% de cultivos en el Corredor Seco de Centroamérica; las inundaciones en Argentina, Uruguay; los incendios en Brasil, Bolivia, Venezuela, California, Australia y diversos lugares del mundo; y los huracanes de fuerza sin precedentes en el Caribe o el deshielo de los polos.
Si bien, el Covid-19 es riesgoso y ha sido mortal para más de 5 mil personas en distintos lugares del mundo, se planea que sea una enfermedad temporal, con consecuencias a corto plazo y únicas.
El cambio climático por el cual estamos pasando y se intensifica cada día, podría en cuestión de tiempo causar fenómenos meteorológicos extremos más frecuentes e intensos, daños sobre la salud humana, inseguridad alimentaria y pérdida de medios de vida.
Así como dificultad para acceder a fuentes de agua seguras, los desplazados ambientales o climáticos (aquellas personas que se ven obligadas abandonar su entorno debido a la degradación de la tierra, la desertificación y las sequías), la deforestación, desaparición de ecosistemas, la pérdida de recursos marino-costeros y el agotamiento de recursos naturales.
“El coronavirus es una enfermedad que esperamos que sea temporal, con impactos temporales, pero el cambio climático ha estado allí por muchos años y se mantendrá por muchas décadas, y requiere de acción continua”, afirmó António.
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