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sábado, noviembre 23, 2024

Mitos y realidades del outsourcing en México

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 Por Arturo Prida Romero 

Presidente del IX Consejo Nacional del PRD 

El outsourcing o tercerización del empleo es una figura cuyo objetivo es colaborar con las empresas en la realización de tareas y actividades especializadas, ya sean operativas o de soporte, que permite a éstas concentrarse en las actividades que sí dominan y, por ende, en el logro de sus objetivos, incrementando su productividad, eficiencia y crecimiento. 

El primer ámbito de la subcontratación, que se tiene registro fue el servicio de seguridad, y la demanda se incrementó rápidamente, alrededor del hecho de que la prestación de guardias de seguridad requiere de habilidades y conocimientos especializados que difícilmente una empresa sea cual fuere su giro podría subsanar, además de los elevados costos de capacitación y control de personal que la seguridad requiere. 

Con la consolidación del outsourcing en materia de seguridad, vino su crecimiento a otras ramas, las cuales en sus inicios se centraron principalmente en tecnología, ésta por medio de diseñadores y administradores de páginas web y diseñadores gráficos y por el otro lado, en la limpieza. 

Ambas son fáciles de entender, si utilizamos un pequeño ejemplo, sí una empresa se dedica a la elaboración de ropa, necesita empleados que la elaboren, pero la producción de su página web o su campaña de publicidad no tiene nada que ver con el expertis requerido para elaborar ropa, por lo que resulta más rentable tanto económicamente como por tiempo, contratar una empresa especializada que comenzar un área tecnológica desde cero. 

En la actualidad a nivel global la seguridad, la tecnología y la limpieza representan más del de 60% de todos los puestos de trabajo subcontratados. Ahora que conocemos un poco más de lo es la subcontratación, vale la pena preguntar ¿De dónde viene el outsourcing? Este sistema tiene sus orígenes en los mercados de E.E.U.U. y Europa, especialmente en el Reino Unido, donde comenzó como una práctica ordinaria desde el año 1970 y luego se extendió al resto del mundo. 

Como ya se ha dicho, el outsourcing comenzó con trabajos especializados y de mantenimiento simples, hasta que en nuestros días, se ha convertido en una industria integral y se ha extendido a través de prácticamente todos los giros, ramas e industrias, donde es un componente crucial de la estrategia de negocios de una organización. De primera generación el outsourcing era típicamente todo sobre el ahorro de costos, en sí, el origen práctico de la subcontratación se basaba en encontrar a alguien que pudiera hacer el mismo trabajo mejor, más rápido y más barato. De segunda generación el outsourcing se convirtió en una estrategia, con un enfoque mucho mayor al ahorro de capital y de esfuerzo. 

Más recientemente, con las relaciones de outsourcing de tercera generación, el foco del outsourcing se ha ampliado una vez más. Ahora se busca que el outsourcing sea capaz de hacer todo lo anterior, pero que, además, se conviertan en fuente de innovación, ayudando a crear nuevas formas de hacer negocios. 

Desafortunadamente, esta figura también ha sido utilizada de manera abusiva, creando estructuras que han llevado a disminuir o incluso a eliminar la retención y pago del impuesto sobre la renta (ISR) por concepto de salarios, así como de las cuotas de seguridad social, entre otros. 

Ante lo cual en el Senado de la República se presentó una iniciativa de reforma de Ley, hoy ya reflejada en un dictamen, que busca una regulación más estricta y penas más severas para quienes utilicen a la subcontratación con fines lucrativos y de simulación. Ante ello, se ha desatado una confrontación entre dos polos, por un lado, las cámaras de comercio y por el otro, el senador de la República Napoleón Gómez Urrutia, quien hasta antes de ser electo por la vía plurinominal se encontraba en un autoexilio en Estados Unidos y Canadá luego de protagonizar un presunto fraude de 50 millones de dólares, de la cual han surgido diversas posturas y diversos datos sobre la problemática en el país. 

Ante lo sensible que resulta una discusión que incluye al sector de trabajadores y un cumulo de derechos fundamentales, es fácil dejarse llevar por uno o por otro, pero, en realidad ¿El outsourcing es un problema en el país? Por este motivo y para contestar la interrogante se debe tomar como base los resultados del censo del 2019 del INEGI y los datos de las investigaciones que el gobierno federal ha realizado para combatir el outsourcing ilegal. 

Los índices de crecimiento de la subcontratación son considerablemente más altos que los del resto de los trabajos formales. Según la información oficial del IMSS, del 2003 a la fecha la tasa promedio anual del aumento del empleo formal ha sido de 3.3%, mientras que de acuerdo con el INEGI la del outsourcing ha alcanzado 7.4%. Con lo que es una realidad que la práctica de la subcontratación es en la actualidad la forma de contratación más usual. 

Por otra parte, según las cifras, desde el 2013, se han creado en promedio 670,000 puestos de trabajo por año, de los cuales aproximadamente 220,000 pertenecieron a algún tipo de tercerización, por lo que, es indispensable tomar en cuenta que de este régimen laboral depende en buena medida el desarrollo de nuevos empleos. Hoy en día, uno de cada tres nuevos empleos es provisto por estas empresas, es una realidad que, cuando menos 6.2 millones de connacionales encuentren en él su fuente de remuneración. 

No podemos minimizar los efectos nocivos que produce la tercerización abusiva, la cual debemos recordar se encuentra prohibida por nuestras leyes, sin embargo, no se debe estigmatizar un sector que no fue pensado para defraudar ni para lesionar derechos laborales, sino que fue ideado para generar ventajas competitivas, como: una mayor rapidez de acceso a procesos tecnológicos y de innovación; la reducción de costes, liberando capital para su concentración exclusiva en las actividades que constituyen el negocio principal; la reducción de riesgos y pérdidas, ante la utilización de personal y capital en negocios en los que no se tiene experiencia y; una mayor flexibilidad organizativa, poder 

contar con personal especializado de un momento a otro permite reaccionar rápidamente a variaciones del entorno. 

Sin duda, generalizar como malas todas la practicas de outsourcing, no le conviene al país, ya que existen cientos de empresas que se dedican al outsourcing responsable y legal, las cuales, como todos los mexicanos, resultan seriamente lastimados por aquellos que compiten deslealmente y socavan los derechos de los mexicanos. 

Empero, los datos actuales revelan que la gran mayoría de la subcontratación opera dentro de la normatividad, mientras que, hay quienes han faltado a la verdad manifestado que todos los trabajadores subcontratados son víctimas de prácticas abusivas, cuando las declaraciones del IMSS señalan otros datos. 

El outsourcing es actualmente, se quiera o no, uno de los pilares del trabajo formal en nuestro país. Por lo que, sí a la mejora y optimización de un modelo que ha probado ser útil para mejorar la producción y generar empleos dignos, y no, a las malas prácticas laborales y a la campaña de desprestigio que han iniciado quienes buscan erradicar cualquier tipo de subcontratación, incluso aquella que cumple con la ley. 

Sobre todo, cuando, la problemática laboral en México va más allá del outsourcing, ya que existen prácticas laborales ilegales en todo tipo de empresas, por todo el país, incluyendo a la administración pública de todos los ámbitos de competencia. 

Finalmente, se advierte que el escrutinio público no debe centrarse en sólo una parte de la problemática, ya que los problemas van más allá, la discusión actual es sólo la punta del iceberg, la verdadera problemática laboral en México no solo tiene que ver con el outsourcing, la discusión debe incluir temas como los patrones sustitutos; el uso de contratos temporales para empleados que realizan trabajos permanentes; las diversas formas para evadir el pago total o parcial al IMSS y; la figura de honorarios asimilables a salarios tanto en la iniciativa privada como en la pública. 

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