Entre 50 y 70 por ciento de los personas con dermatitis atópica grave tienen consecuencias emocionales y físicas, aseguró la especialista en inmunología, María de Jesús Vázquez.
“(Esto, debido a que) sus síntomas se elevan y pueden provocar depresión, problemas de sueño, ansiedad, ausentismo laboral y hasta hospitalización. (…) también pueden llegar a tener el 60 por ciento de su cuerpo afectado, viendo dañada su piel y órganos internos como el corazón”, refirió.
Sin embargo, apuntó, en ocasiones suele confundirse con otro tipo de padecimientos de la piel, lo cual provoca “que el diagnóstico y el tratamiento adecuado demoren años en la mayoría de los casos, generando un impacto económico y psicosocial en los pacientes, así como en sus familiares”.
“La situación se agrava en los diversos casos en los que ni el médico, ni el paciente encuentran un tratamiento que pueda ayudar a aminorar los síntomas y molestias”, añadió la gerente médico de Sanofi Genzyme.
La dermatitis atópica es un trastorno crónico, que suele exacerbarse periódicamente, el cual provoca enrojecimiento de la piel y picazón. Es más frecuente en niños, pero puede manifestarse a cualquier edad.