Por Octavio Rocha
En 2011, Eric Ries escribió un libro que vendría a revolucionar la manera en la que los emprendedores desarrollan sus proyectos de negocio: The Lean Startup
Sin embargo, esta metodología comezó a desarrollarla en 2008 luego del fracaso de uno de sus proyectos más importantes. Y es que el fracaso (del que escribí hace un par de semanas) es uno de las cosas que más aprendizaje y experiencia aportan. El caso de Eric Ries y su libro es la perfecta representación de todo ese aprendizaje materializado.
Hoy en día, Lean Startup es una de las metodologías ágiles mas utilizadas por los emprendedores en la implementación de sus proyectos. A diferencia de las metodologías tradicionales que se basan en largos periodos de planeación y preparación (por ejemplo, PMI), la metodología Lean Startup se basa en algo mucho mas sencillo; el ensayo y error. La clave del éxito es la sistematización de este ejercicio y su aprendizaje, todo ello en periodos de tiempo relativamente cortos a manera de identificar lo mas rápido y claro posible los intereses de los clientes potenciales.
Lean Startup establece un procedimiento muy sencillo; el desarrollo de un Producto Mínimo Viable (PMV) que podamos probar con un pequeño segmento de clientes antes de salir al mercado. Esto resulta mucho mas eficiente en lugar de invertir tiempo, dinero y esfuerzo en la creación de un “gran” producto final para luego salir al mercado y darnos cuenta de que a nuestros posibles clientes no les parece tan atractivo como lo habíamos imaginado.
Aprender escuchando a nuestros posibles clientes es mucho más ilustrativo, ya que el mercado es quien determina el éxito de nuestro producto o servicio. Probablemente se tengan que hacer ajustes a este PMV, a manera de satisfacer las recomendaciones y atender las necesidades de nuestros clientes potenciales. De esta manera no es erróneo decir que la clave del éxito es precisamente el fracaso, o mejor dicho; el aprendizaje derivado del fracaso.
Eric Ries estableció un procedimiento sencillo para ello, al que llamó Circuito de Feedback: Crear – Medir – Aprender. Esto es, a partir de la idea de negocio crear una propuesta de producto para medir su nivel aceptación y obtener información de la cual aprender escuchando la retroalimentación de nuestros clientes.
Este ciclo se puede repetir el número de veces que sea necesario, sin embargo, como emprendedores no podemos dar vueltas eternamente en este ciclo ya que todos tenemos restricciones de tiempo, de dinero, de esfuerzo o de una combinación de las tres. Lo ideal es materializar el aprendizaje e implementar los cambios necesarios en el Producto Mínimo Viable y medir su aceptación hasta que tengamos la seguridad de salir al mercado.
A través de esta metodología se puede validar que nuestro producto/servicio satisface las necesidades de nuestros posibles clientes y que efectivamente tiene una demanda en el mercado, invirtiendo mucho menos recursos que los que podrían utilizarse bajo el método tradicional y acortando la curva de aprendizaje al ponernos en contacto directo con las personas a las que queremos llegar.
En pocas palabras, el método Lean Startup nos invita a jugar con el error a partir de un principio bastante sencilo; falla barato, falla pronto y ajusta, de manera que te aproximes a la solución cuanto antes para poder crear ese valor que tu cliente necesita y por el cual está dispuesto a pagar. Esto sin duda cambió la perspectiva de millones de emprendedores y le dio un giro a la disciplina del emprendimiento.
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