Miles de centroamericanos cada año dejan sus hogares y emprenden su viaje en busca del “sueño americano”, sin embargo, este es un problema que no solamente preocupa a México -que es utilizado como país de paso para llegar a Estados Unidos-.
Autoridades de diferentes partes del mundo han llamado a frenar las caravanas, ya que han causado emergencias humanitarias y muestra de ello, es que en noviembre de 2018 llegaron a la ciudad fronteriza de Tijuana 6 mil centroamericanos, lo que causó una crisis.
De acuerdo con el estudio “La Caravana de Migrantes Centroamericanos en Tijuana 2018, Diagnóstico y Propuestas de Acción” realizado por El Colegio de la Frontera Norte (Colef), la migración de ciudadanos de Honduras, El Salvador y Guatemala se debe a la pobreza, violencia extrema y desastres naturales que están expuestos.
Sin embargo, y debido a los efectos negativos que tiene la migración, el nuevo presidente guatemalteco, Alejandro Giammattei, dio a conocer que acordó con México “hacer todo lo que se encuentre en sus manos para impedir el paso de nuevas caravanas de centroamericanos que buscan llegar a Estados Unidos”.
Según el mandatario una de las medidas que implementarán para frenar la migración de indocumentados a través de las fronteras de Guatemala, dijo, será la revisión exhaustiva de documentos de los menores que acompañan a los adultos, esto con el fin de asegurar que son sus hijos o están bajo su tutela.
Además, el presidente guatemalteco respaldaría un plan para crear 20 mil empleos en el país centroamericano, como se llevó a cabo el año pasado con El Salvador y Honduras, con el fin de así disminuir el número de personas que abandonan su país.
Un grave problema
Aunque la migración siempre ha existido en la historia de la humanidad, no fue hasta el 2018 cuando grandes caravanas de centroamericanos intentaron llegar en masa a Estados Unidos a través de México para buscar asilo, pero la mayoría fueron rechazados o bien, esperan su cita ante una corte estadounidense desde territorio mexicano.
En 2017, la Red de Documentación de las Organizaciones Defensoras de Migrantes (Redodem), entrevistó a más de 28 mil migrantes y descubrió que un 9.6 por ciento de estas personas habían sufrido algún delito en su recorrido buscando llegar a los Estados Unidos.
En base a lo anterior, las caravanas se convirtieron en la opción de movilidad más confiable para los centroamericanos, quienes afirmaron sentirse más seguros al hacer su viaje acompañados de connacionales y organizaciones civiles que protegen los derechos humanos, sin embargo, en México no todas las personas están de acuerdo con estos movimientos.
El 11 de noviembre de 2018 llegó a Tijuana el primer grupo de alrededor de 80 migrantes centroamericanos, estos se identificaron como pertenecientes a la comunidad LGBT y recibieron apoyo por parte de organizaciones, que les brindaron alojamiento en una residencia del fraccionamiento de Playas de Tijuana donde habita gente de clase media alta.
Inmediatamente, los vecinos contiguos a dicha residencia que sirvió para alojar a este primer grupo, empezaron a manifestar su descontento. Los habitantes de esa zona argumentaron que los migrantes ponían en riego la tranquilidad del fraccionamiento. “No sabemos sus costumbres”, “vienen a prostituirse” y “es una red de trata de personas”, fueron algunas de las cosas que dijeron los residentes.
Después, el 14 de noviembre de 2018, un grupo de habitantes marcharon para manifestar su descontento y exigir a las autoridades que deportaran a los migrantes, expresiones que causaron polarización en la sociedad tijuanense.
Actualmente, y ante la llegada constante de migrantes, el Gobierno Federal inauguró un refugio en Tijuana. De acuerdo con cifras de la Unidad de Política Migratoria de la Secretaría de Gobernación hasta el mes de octubre de 2019 en México había: 79 mil residentes temporales provenientes del extranjero y más de 31 mil residentes permanentes.
NTX