No puedo estar más de acuerdo con el Presidente López Obrador en esta ocasión: el combate a la corrupción precisa denunciar uno de sus casos más sobresalientes, la Estela de Luz que está ubicada cerca de las rejas de Chapultepec. Ahora bien, el Presidente no tiene qué salir del Palacio Nacional para toparse con el beneficiario de ese ícono de la podredumbre, pues basta con que voltee al despacho de al lado, en el que labora su Jefe de Oficina.
Aunque la denominación original de la obra mencionada era Estela Bicentenario, hubo de modificarse su nombre porque, programada inicialmente para inaugurarse como parte de los festejos del Bicentenario de la Independencia en septiembre de 2010, se develó hasta el 7 de enero de 2012 con una demora de 15 meses.
Conocida popularmente como La Suavicrema, por su parecido con las deliciosas galletas identificadas con ese nombre comercial, la construcción de dicha estructura fue contratada por el gobierno del entonces presidente Felipe Calderón utilizando artimañas similares a las que el gobierno de la 4T es adicto, y que sirven a funcionarios venales de una y otra administración para burlar la Ley de Adquisiciones. Las auditorías practicadas a la Estela de Luz descubrieron un largo listado de componendas y robos al erario, según consta en el Informe que elaboró la Auditoría Superior de la Federación (ASF) y que se puede consultar en www.asf.gob.mx/uploads/89_Principal/Estela_Luz_Nv.pdf:
- El costo de la obra se multiplicó por 6. Inicialmente establecido en 200 millones de pesos, el gasto de la obra se elevó a 393 millones cuando se firmó el contrato, y luego se disparó hasta alcanzar 1 mil 146 millones de pesos.
- El contrato se asignó por adquisición directa. La empresa de Pemex denominada III Servicios fue la elegida para hacer la obra, ello para eludir la licitación pública (es la misma empresa que, a principios de 2019, compró las famosas pipas encargadas por López Obrador).
- La obra se subcontrató. III Servicios subcontrató la obra con la asociación de dos empresas privadas: una fue Gutsa Infraestructura y la otra Proyectos y Desarrollos de Infraestructura.
- Empresas inhabilitadas. Las dos empresas contratadas habían incurrido en múltiples incumplimientos y fraudes en otras obras (Autopista del Sol y rescate carretero incluido), por lo que estaban inhabilitadas, a pesar de lo cual recibieron el contrato de la Estela de Luz.
- Todo un robadero de dinero público. La ASF demostró que las empresas cobraron un sobreprecio de 248 millones de pesos por la compra de acero inoxidable, además de pagos improcedentes por otros 150 millones de pesos.
- Estudios técnicos malhechos. También se encontró que se pagaron estudios técnicos inútiles e insuficientes y que, con base en ellos, se autorizó el inicio de la obra, lo que encareció su costo.
Resulta que la empresa Proyectos y Desarrollos de Infraestructura es propiedad de Alfonso Romo, el actual Jefe de la Oficina de la Presidencia de López Obrador. Beneficiario él del Fobaproa, fue uno de los contratistas consentidos de los sexenios de Salinas de Gortari, Zedillo, Fox y Felipe Calderón.
De acuerdo con que se instale la placa de Monumento a la Corrupción al pie de la estructura de Paseo de la Reforma. Pero una réplica de la misma debiera colocarse en Palacio Nacional, identificando el despacho del Jefe de la Oficina del Presidente López Obrador.
Cincelada: La Ley de Austeridad de AMLO se estrenó con el trenecito en el Zócalo, con el desfile de 2 mil 700 caballos y con la multimillonaria nómina de los Servidores de la Nación.
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