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viernes, noviembre 22, 2024

El emprendedor y su relación con el fracaso

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El fracaso es una situación muy complicada en cualquier momento de la vida. Desde niños se nos incentiva al éxito y se nos refuerza positivamente al conseguirlo. Trabajamos arduamente para obtener un resultado y cuando lo logramos viene el reconocimiento, ya sea social, afectivo, monetario, en especie o de cualquier manera simbólica. 

El éxito es sumamente reconfortante ya que el hecho de conseguir un gran objetivo; terminar una licenciatura, hacer un viaje o comprar un auto desencadena emociones positivas. Incluso esas pequeñas metas que nos planteamos dia a día como correr un kilómetro más, bajar medio kilo o llegar a tiempo al trabajo, tienen también el mismo estímulo aunque en menor medida. El éxito implica también un reconocimiento social que nos hace sentir de maravilla, todo el mundo ama los casos de éxito y las historias felices.

Sin embargo, la relación de un emprendedor con el fracaso es un tanto diferente, la cual no es para nada sencilla. Hace falta desprenderse un poco de los convencionalismos y la concepción de éxito para abrazar el fracaso como parte del proceso de aprendizaje y es que sin duda el fracaso es un mejor maestro que el éxito. Frases como “falla a menudo para tener éxito cuanto antes” o “si limitas el fracaso, estás limitando el éxito” son frecuentes entre los emprendedores, no obstante, es más fácil decirlas que entenderlas desde la experiencia y asimilarlas. No es ningún secreto que muchos emprendedores famosos han fracasado en incontables ocasiones, pero en la práctica, el fracaso suele ser mucho más complicado de sobrellevar.

Afortunadamente, hay quienes han aprendido que el fracaso es una condición momentánea que siempre trae consigo importantes lecciones, tanto en los negocios como en la vida. Así nació en México un proyecto llamado FuckUp Nights; un movimiento donde una vez al mes, se reunen por la noche de tres a cuatro emprendedores a contar sus historias de fracaso. Este movimiento no tardó en volverse global y ahora cuenta con presencia en 300 ciudades a lo largo de 90 países que incluso ha profesionalizado su objetivo inicial creando el Failure Institute, un área de de investigación que se dedica a documentar el fracaso, sus causas y consecuencias. Un interesante resultado de este ejercicio es el libro “Causas de fracaso en empresas sociales mexicanas” un breve compilado de historias de fracaso complementado con un análisis estadístico de los pocos que existen en México sobre causas de fracaso. 

Hablar del fracaso no sólo es liberador, ayuda a asimilarlo y comprenderlo. Contar las malas experiencias nos obliga a revisitar el caso, analizarlo y recibir muchas opiniones de personas que te dicen como hubieran manejado ellos la situación. Hablar de fracaso también representa un beneficio para la otra parte, nuestro interlocutor que aún no pasa por una situación similar puede prevenirse o incluso darse cuenta de llamadas de alerta que de otro modo quizás no notaría. Contar nuestras experiencias de fracaso nos enriquece a todos.

En el mundo del emprendimiento y en la sociedad en general es necesario romper el tabú del fracaso. Cometer errores no te hace una peor persona, sólo habla de inexperiencia y es que; ¿quién de nosotros puede ser experto en todo?. Quitar el estigma del fracaso no sólo nos abre a nuevos aprendizajes como emprendedores, con el tiempo nos hace más profesionales y nos ayuda a adaptarnos y responder de manera más ágil frente a los cambios de la vida cotidiana y de nuestro proyecto o empresa. 

Dejar de ver al fracaso como algo malo y entenderlo como parte de un proceso que nos permite corregir el rumbo para conseguir un objetivo, no sólo daría como resultado mejores emprendedores, también mejores personas. Solo hay que cuidar que no se haga costumbre, de lo contrario estaremos cayendo en un patrón recurrente que requerirá de un análisis más profundo de nuestras decisiones. Debemos dejar de cargar con pesos innecesarios, aprender de los errores, continuar y entender que fracasar es bonito y está bien.

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