El año se va y con él la agenda legislativa de este 2019, pero, no sin antes colocar en el ideario colectivo una supuesta devolución a la Tesorería de la Federación de 1,240 millones de pesos por parte de Morena, cifra que según ellos representa el 75% de su presupuesto asignado para el 2020.
La noticia se ha difundido por la red, con pocos obstáculos y como siempre sin una análisis de veracidad. Lo anterior es muy importante, puesto que como casi todo lo que tiene que ver con el presidente de la República y su partido, es una falacia que busca ganar adeptos a su propuesta de reducción del presupuesto público a los Partidos Políticos.
Está semana curiosas declaraciones de su secretaría general, Yeidckol Polevnsky, y el titular del Ejecutivo, han provocado una vez más, una lucha, entre buenos y malos. Colocando por un lado a Morena con lo que según ellos es el más profundo valor moral, y por el otro, a todos y cada uno de los hombres y mujeres que representamos ideologías y pensamientos diferentes.
Andrés Manuel logra posicionar su agenda por medio de mentiras, por ejemplo, durante la mañanera del día 10 de diciembre de 2019 diserto sobre la ineficacia y la poca moral que tienen los Diputados de la LXIV Legislatura por “hacerse patos” al no aprobar el proyecto de dictamen de la comisión de puntos constitucionales por el que se reforma el artículo 41 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en materia de financiamiento a partidos políticos, con el que se busca reducir su presupuesto por la mitad.
Lo que sumado a las declaraciones de la presidenta en funciones Polevnsky, hacen parecer a las bancadas de oposición como un grupo de personas que se oponen tajantemente a dicha reducción, cuando es más que sabido que esto no es verdad. Sobre todo, cuando se analiza la coyuntura política en la que se presenta todo esto.
Por una parte, el presidente hace parecer que la mafia del poder no permite que avancen las “políticas de austeridad” que tanto enarbola y que tanto daño han hecho al país en este primer año, cuando la virtual posición de Morena y sus aliados posibilita la aprobación de reformas Constitucionales en la Cámara de Diputados, de donde procede el Dictamen en comento.
Por si fuera poco, cabe hacer mención que éste, se encuentra listo para su discusión desde el 29 de octubre del presente año y la presidenta de la comisión en donde se encuentra también de origen Morenista, Miroslava Carrillo, es la responsable de dar el trámite correspondiente. Entonces, es obvio que el discurso de odio que enarbola el partido en el poder, sólo busca satisfacer el deseo de conflicto en su base electorera, cuando los verdaderos culpables son ellos mismos.
Pero, ¿Es la primera vez que esto sucede? La respuesta es, claro que no, es práctica común para el gobierno actual, la manipulación de datos y la distorsión de la realidad, así como para el Movimiento de Regeneración Nacional. 2
Para empezar durante este año, Morena prometió regresar el 50% de su presupuesto, hecho que hasta el día de hoy no ha sucedido, basado en argumentos hipócritas como que no existen mecanismos legales que le permitan hacen el reingreso, lo que es totalmente falso, puesto que desde el momento de la ministración de recursos éste puede negarse a la entrega.
Cosa muy peculiar, puesto que en el año 2017, justo después de la tragedia de del sismo de septiembre todos los Partidos Políticos renunciaron a parte de su presupuesto para que este dinero fuera utilizado por la autoridad competente en materia de ayuda humanitaria y reconstrucción, todos menos uno, ya que Morena no regreso ni un solo peso de su presupuesto.
En cambio, decidió, de forma ilegal, y sin ningún tipo de contemplación como la que hacen hoy en el 2019, crearon un fideicomiso, que no contó con las medidas de control, fiscalización y transparencia mínimas, con cerca de 78.8 millones de pesos de los cuales 64.4 millones, equivalentes al 82%, fueron entregados a miembros del Partido.
¿Qué paso con ese dinero? Terminó convirtiéndose en dinero clientelar y con fines electoreros. Algo de lo que Morena sabe muy bien, si consideramos que el presupuesto de toda la administración pública tecnificada decrece, mientras que cada día crecen los programas asistencialistas y con ellos los servidores de la nación.
Pero, esto no termina aquí, la falacia va todavía más allá, ya que el discurso magnánimo del supuesto retorno del 75% del presupuesto, también es mentira, ya que los 1,240 millones sólo equivalen al 45% de su presupuesto, pero como la cifra de 75% hace parecer que todos los demás partidos son despilfarradores y se puede trabajar con sólo el 25% de prerrogativas, la mentira es colocada con precisión en el ideario colectivo.
Para finalizar, no se debe dejar de lado, que dentro de las ocho iniciativas en las que se basa el Dictamen se incluían muchos temas que se quedan fuera de la propuesta aprobada por la Comisión. La reducción del financiamiento es sólo uno de muchos puntos que debe incluir una reforma de esta naturaleza. Hay que hablar del financiamiento privado y sobre todo de su fiscalización, de la manera en que se distribuye el presupuesto entre los partidos y del tiempo en radio y televisión.
Si está reforma no ha sido aprobada se debe a dos razones fundamentales, la primera de ellas es que la propuesta aunque noble se encuentra mal realizada, dejando de lado los efectos que esto provocará y no contempla la adecuación regulatoria necesaria en todo el sistema electoral y de partidos.
En segundo termino, la voluntad política de Morena no corresponde a su discurso, en pocas palabras, su discurso cae inerte ante su nula calidad moral, la realidad es que sus acciones sólo buscan generar adeptos, politizar aún más a la sociedad, pero, sobre todo, eliminar toda posibilidad de la oposición a reposicionarse, creen que la mejor defensa es el ataque, sin embargo, es su hambre de poder olvidan que el verdadero afectado no son los partidos, es la Democracia.