Investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) desarrollaron un nuevo método de detección en químicos para reconocer si pueden o no desarrollar cáncer por su uso en la producción de diversos artículos como ropa, plásticos, muebles, artículos de limpieza, entre otros.
El método actual para detectar si un químico puede o no generar el desarrollo de cáncer en humanos se trata de exponer a ratones a la sustancia y esperar al menos dos años para saber si desarrollan cáncer.
Para agilizar este método y dejar la experimentación en animales, un grupo de investigadores del MIT cambió un dispositivo conocido como “CometChip”, el cual puede detectar daño de ADN en las células, para identificar otro tipo de lesiones al ADN, principalmente lesiones voluminosas, que son provocadas por los químicos.
Las lesiones voluminosas en el ADN se forman cuando los químicos se adhieren a una hebra de ADN y modifican la doble estructura en hélice interfiriendo con la división celular. Normalmente, cuando son descubiertas por las células, la hebra lesionada es cortada y reemplazada con una nueva pieza de ADN.
En el proceso para detectar estas lesiones, las células son tratadas con dos componentes que impiden la regeneración de ADN, creando una ruptura del filamento que con el mecanismo del dispositivo CometChip se vuelven visibles y fácilmente identificables.
Asimismo, los investigadores fueron un paso adelante con el nuevo método, ahora llamado HepaCometChip, y modificaron el proceso lo suficiente para que también detecte químicos que solo son peligrosos una vez pasaron por el proceso de bioactivación en el hígado humano.
Modificar el método no fue sencillo debido a la dificultad de mantener cultivos de células hepáticas fuera del cuerpo, un paso necesario para realizar las pruebas de los químicos. Sin embargo, las pruebas se llevaron a cabo gracias a células hepáticas HepaRG desarrolladas por una compañía francesa.
Este estudio, publicado en la revista Nucleic Acids Research, comprobó que todas las lesiones fueron detectadas entre dos y siete días, volviéndolo un proceso mucho más rápido al actual. El éxito es tal que el Programa Nacional de Toxicología de Estados Unidos ahora utiliza esta prueba. Se espera pronta comercialización.
“Tengo la esperanza de que esto sea usado para identificar cancerígenos potenciales y los saquemos de nuestro ambiente, así como prevenir que sean producidos en enormes cantidades”, declaró Bevin Engelward, profesor de ingeniería biológica en MIT y uno de los autores del estudio, “puede tomar décadas entre el tiempo en que se es expuesto a un cancerígeno y el momento en que se desarrolla el cáncer, así que realmente necesitamos estas pruebas predictivas, necesitamos prevenir el cáncer en primer lugar”.